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Los expertos coinciden en la necesidad de revitalizar el Campo y limitar el tráfico

Historiadores, ecologistas y expertos en movilidad sugieren eliminar vías interiores, poner pasos peatonales diagonales y actuar con cautela

Los expertos coinciden en la necesidad de revitalizar el Campo y limitar el tráfico

El área de Urbanismo del Ayuntamiento de Oviedo se ha decidido a ponerle puertas al tráfico alrededor del Campo con un proceso que parte de un diagnóstico en el que ya trabaja el Colegio de Arquitectos y acabaría con una consulta ciudadana. El objetivo es favorecer los itinerarios peatonales y en bicicleta y tratar de evitar esa condición de gran rotonda que tiene ahora el parque, rodeado de tráfico por todas partes. Entre las hipótesis que rondan la cabeza del concejal se incluye desde un nuevo diseño de accesos y pasos de peatones hasta el desplazamiento de parte del tráfico, como el eje de Marqués de Santa Cruz. Los ovetenses consultados por LA NUEVA ESPAÑA, especialistas en distintos ámbitos, históricos, ecologistas o de movilidad, comparten la necesidad de cuidar y mejorar el entorno del Campo y resolver el conflicto entre coches y peatones, aunque la mayoría son partidarios de una intervención suave, que no modifique demasiado la fisonomía del parque y prefieren reducir el flujo de coches antes que eliminarlo totalmente.

Carlos Lastra, presidente de ANA (Asociación Asturiana d'Amigos de la Naturaleza) sugiere que se respete un carril bus en la calle Marqués de Santa Cruz para favorecer el transporte público y ve con buenos ojos la idea de conectar el Campo con las zonas verdes próximas a la plaza de España. En el interior, apunta la posibilidad de eliminar algunas de los vías existentes, "quizá hay demasiadas", estudiando los tránsitos más utilizados por los peatones y tratando de ganar más zonas verdes. "Porque el Campo es suficientemente pequeño para que no esté tan asfaltado ni urbanizado", explica. Eso permitiría, sigue Lastra, otra relación con las zonas verdes, "porque un prao si no es demasiado grande y lo pisas siempre lo acabas estropeando". Su resumen: racionalizar los tránsitos por dentro y no tanto peatonalizar como reducir carriles en las calles que circundan el Campo.

La profesora de Historia del Arte Yayoi Kawamura le parece "estupendo" que "el urbanismo, que antes no contemplaba el problema del tráfico de coches, se plantee ahora estas cosas". Sobre las intervenciones en el Campo San Francisco alerta de la importancia de la historia del parque ovetense. "Es importante que no se intervenga buscando sólo la comodidad actual, que no se pierdan los sustratos de historia, no es bueno hacer las cosas de un modo drástico". Kawamura recuerda cómo desapareció en su momento la parte integral del convento de San Francisco, donde hoy está la Junta del Principado, y cómo la calle Uría se abrió para dar paso a la estación del Norte. "Son procesos normales de la historia, pero desde óptica del siglo XXI tenemos que ser conscientes de toda esa historia".

El catedrático de Derecho Constitucional y reivindicativo ciclista urbano Francisco Bastida admite que "cuantos menos coches haya, mejor", pero no ve tan clara la idea de desplazar el tráfico en vez de suprimirlo. "La filosofía debe ser la de bajar el volumen del tráfico, no desplazarlo a la periferia, entonces sí tiene sentido que Santa Cruz sea de acceso restringido". Diagnostica también Bastida que hay muchísimas escaleras y barreras arquitectónicas en los accesos que habría que suprimir, y pasos de peatones que tienen que estar pensados para el peatón y no para favorecer el tráfico, con la solución, ya adoptada por muchas ciudades, de hacerlos en sentido diagonal.

Carmen Ruiz-Tilve, cronista oficial de Oviedo, lamenta el cambio del Campo de sus tiempos mozos, "una segunda casa para jugar, para estar ahí, para cortejar", al lugar "exclusivamente de paso" de la actualidad. Admite que el parque necesita un remoce, ve bien reducir el tráfico y confía en que "no se quede todo a medias después de mucho proyecto".

Joaquín Arce, miembro de la Coordinadora Ecologista, ve bien el interior del Campo y pone la alarma en los accesos. "El paso debajo de Delegación del Gobierno, por ejemplo, es un lugar de muchos atropellos. Ahí hay que trabajar. Por dentro, cuanto menos se toque, mejor".

El historiador Emilio Campos no tiene una idea clara sobre las soluciones actuales. Vivió la polémica reordenación del tráfico en la época del PSOE, "fueron ríos de tinta", y coincide, con Ruiz-Tilve, en la pérdida de atractivo. "Yo conocí el Campo cuando era algo, con aglomeraciones, ahora es de una tristeza terrible".

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