El Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) deberá indemnizar a los familiares de un paciente que falleció a causa de una infección contraída en el propio centro sanitario y que no fue debidamente tratada. La familia había "implorado" -es el término que ellos mismos emplean- a todos los estamentos hospitalarios para que el usuario aún no fuera "expulsado" y enviado a casa, pues entendían que su estado de salud no lo hacía aconsejable. No fueron escuchados. Diez días después de recibir el alta, falleció a causa de esa enfermedad. Ahora que tienen en la mano una sentencia firme del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, han reclamado a la Consejería de Sanidad que sancione a los directivos del HUCA por lo que consideran "una presunta denegación de auxilio". Lo que buscan, en última instancia, es "evitar que este daño se vuelva a repetir".

La sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Alto Tribunal asturiano ha determinado que la viuda del paciente sea compensada con 31.634 euros, a los que hay que añadir 2.636 euros para cada una de sus tres hijas. El caso de M. A. fue publicado con detalle por LA NUEVA ESPAÑA el 12 de febrero de 2014. Con 82 años había ingresado en el HUCA el 19 de diciembre de 2013 "por su propio pie", destaca su familia. Tenía programada una intervención quirúrgica al día siguiente a cargo del servicio de Otorrino. Todo se torció en unos minutos.

Rota la cadena de asepsia

Lo que iba a ser una operación de riesgo limitado -siempre según la familia del paciente-, se convirtió en una pesadilla. Los denunciantes aseguran que tuvo que ser suspendida por causas sobrevenidas en el quirófano. Los hijos de M. A. aseguran que el propio hospital reconoció una colocación errónea de la sonda nasogástrica, que fue la presunta causa de un persistente hemorragia, y que motivó una intervención de urgencia el día de Navidad.

M. A. superó "una reanimación y un postoperatorio extremos", indica la familia. Los familiares del paciente presentaron el 27 de diciembre una reclamación a las autoridades sanitarias en la que demandaban información sobre las causas que dejaron al anciano en situación límite.

Luego vino el alta hospitalaria, una decisión -señala la familia- dictada por un otorrino y avalada por el director médico del HUCA, quien les convocó por la vía de apremio a las tres de la tarde del 28 de enero para obligarles a llevarse al paciente, argumentando que "necesito la cama, tienen que irse con su padre o, si no, llamo a los servicios sociales". A las cinco de la tarde, precisan, se le negó la medicación que requería porque, según la supervisora de enfermería, el hombre ya no figuraba en los sistemas informáticos del centro y, por lo tanto, no era ya paciente del HUCA. Pocos días después, falleció.

Ahora, la familia obtiene el respaldo del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. La sentencia señala que el paciente había sufrido una infección urinaria en un ingreso previo, circunstancia que "haría necesario que al darle el alta se le hubiese pautado un tratamiento profiláctico en prevención de aparición de enfermedades nosocomiales, tal y como finalmente ocurrió". "Ha de considerarse producida la ruptura de la cadena de asepsia", concluye el Alto Tribunal asturiano.