Una sola profesora tiene a su cuidado a veinticinco niños de tres años en el colegio concertado Nazaret, según denuncian las familias del centro. Entre todos esos chiquillos hay dos con necesidades educativas especiales, otro con problemas de visión aún pendiente de diagnóstico y diecisiete son extranjeros. "No creo que haya en Asturias ningún colegio en esas condiciones", declara José Manuel Cueto, padre de una de las niñas que acude a la clase.

La ratio máxima en Educación Infantil, según la legislación del Principado, es de dieciocho niños. Los padres acusan a la Consejería de Educación no admitir las solicitudes de matrícula que presentaron tres familias, despreciando su derecho a elegir el centro en el que estudian sus hijos, y de "condenar" a la "precariedad educativa" a los veinticinco pequeños.

"La calidad de la enseñanza ha quedado mermada por una política de recortes real, sin fundamento legal y en contradicción con el programa del partido del gobierno al que pertenece esta Consejería de Educación", sostienen las familias.

"Lo que más rabia me dio es escuchar al Consejero de Educación en televisión diciendo que Asturias es la región con la menor ratio", explica José Manuel Cueto.

El curso pasado, explica, los niños de tres años se repartían en dos aulas. Cuando supieron de la intención de la Consejería de Educación de suprimir una de ellas, el centro recurrió y los padres intentaron reunirse con los responsables de la Administración, se manifestaron a las puertas de la Consejería y reunieron firmas. No fueron recibidos ni obtuvieron ninguna respuesta.

El pasado mes de julio el colegio, concertado y con un alto porcentaje de alumnado inmigrante, recibió la propuesta de resolución de la Consejería, con la supresión del aula, y presentó alegaciones. El curso escolar comenzó, según explican los padres afectados, sin que la Administración respondiera y con los veinticinco niños repartidos en dos aulas. El pasado 7 de octubre, se recibió la resolución final con la supresión del concierto del aula de tres años. Así acabaron meses de negociaciones y gestiones burocráticas.

José Manuel Cueto se pregunta cómo un solo profesor va a enseñar a leer a los veinticinco niños el año que viene, cuando empiecen el próximo curso y afirma que aunque los recursos del colegio, incluso si llegara a la vía judicial, prosperasen ya nadie podría compensar la merma en la calidad de la educación recibida por los chiquillos. Las familias, a través de una carta abierta, denuncian "el desamparo y precariedad en la que han quedado" sus hijos y destacan que el Nazaret es "un colegio de barrio de clase trabajadora y con gran número de inmigrantes, a los que siempre ha dado prioridad y dedicado tiempo y esfuerzo, como no podría ser de otro modo".