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Roedores hasta en el tobogán

Los padres que acuden con sus hijos al parque de Prado de la Vega denuncian la abundancia de estos animales en la zona

Un grupo de madres y padres con niños, en el parque infantil de Prado de la Vega. IRMA COLLÍN

"Encontramos ratas hasta debajo de un tobogán. Menudo susto. Si un día una muerde a un niño puede ser terrible". Lo dice con preocupación Eduardo González, uno de los padres que diariamente lleva a sus dos hijas, de veintitrés meses y 3 años, al parque infantil de Prado de la Vega. La situación no es nueva. Como ya adelantó este periódico días atrás, son muchos los padres que se ven obligados a espantar las ratas que campan a sus anchas por este parque. Salen de un solar cercano que está invadido por la maleza.

"Siempre tenemos que estar vigilando para espantarlas cuando intentan llegar a la zona de juegos infantiles. Yo hasta grabé un vídeo que colgué en las redes sociales en el que se ve una rata corriendo por el parque. Que nadie piense que exageramos", afirma Eduardo González al tiempo que pide al Ayuntamiento que tome cartas en el asunto lo antes posible.

"Yo no digo que sea el Ayuntamiento el que se haga cargo de la extinción de las ratas, porque están en un solar que es privado, pero sí que obligue a sus propietarios a limpiarlo; igual que hace con un edificio del que cae una teja, que obliga a sus vecinos a reparar el tejado", puntualiza.

En términos similares se expresa Lucía Caudevilla, que también todos los días acude con sus dos hijos, dos mellizos de 4 años, al parque infantil de Prado de la Vega. "A parte del peligro para los niños por las enfermedades que pueden transmitir, es una asquerosidad que el Ayuntamiento debe de solucionar cuanto antes, porque esto afecta a la sanidad pública", afirma.

Caudevilla explica que cuando espantan las ratas generalmente vuelven a esconderse entre los matorrales, pero cuando se enteró que están llegando hasta los toboganes su preocupación fue en aumento. "Los críos, como son tan pequeños, no saben el peligro que entrañan estos animales y se acercan a ellos, porque no les tienen miedo, y tememos que un día puedan morder a alguno".

Eso precisamente fue lo que le ocurrió al presidente de la Asociación de Vecinos de La Monxina, Juan Bolado, que cuando le fue a dar la patada a una para espantarla lo mordió en un zapato.

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