Isaac González García, nació en La Muela (Lena) en 1944. Licenciado en Historia por la Universidad de Oviedo, completó sus estudios de Francés en Madrid y París. Entre sus obras destacan una Didáctica de la Historia, un Diccionario de Geografía y una «Historia de España a través de sus anécdotas». Ejerció de profesor de Francés, Historia, Literatura y Arte en el Colegio de Meres, donde desarrolló una importante labor, fue el primer director de la Escuela de Hostelería de Oviedo, estuvo al frente de una academia en la capital del Principado y en el momento de su asesinato dirigía una escuela de cinematografía en Noreña vinculada al grupo gallego Marcote.

LA NUEVA ESPAÑA relató así el suceso. Corría el viernes 1 de noviembre de 2002 cuando, por la tarde, la tragedia se instaló ayer en la calle Pintor Ribera, del ovetense barrio de Teatinos. Hacia las siete de la tarde, el conocido profesor de Historia Isaac González García (La Muela, Lena, 1944) moría de dos hachazos en la cabeza, a manos de su exyerno, en el interior de un garaje. El agresor, José Luis F. A., abandonaba inmedia tamente la escena del crimen para atrincherarse en casa de su familia política, armado y reteniendo en el interior a sus dos hijos, de 7 y 2 años, su mujer, su suegra y una familiar de avanza da edad. Un dramático secuestro de más de cuatro horas que acabó con la detención de José Luis cuando éste intentaba abandonar el edificio en el que se había atrincherado. Tres vecinos del barrio fueron los primeros en dar la voz de alarma. Accedían al garaje cuando vieron al agresor, José Luis F. A., de 35 años y natural de Mieres, y a su suegro agachados junto a un Citroën C5, propiedad de la víctima. Al verlos, Isaac González pidió ayuda. «No me dejéis, que me mata». Uno de los vecinos intentó reducir a José Luis. Sin éxito. Recibió un golpe y vio, espantado, junto a los otros dos testigos, cómo el agresor tira ba al suelo al profesor y „sin posibilidad de escapar ya que el fallecido tenía prótesis en ambas piernas„ le asestaba dos hachazos en la cabeza hasta matarlo. Mientras salían horrorizados del garaje, el exyerno regresó arma do a casa del fallecido, un cuarto piso del número cuatro de la calle Pintor Ribera. Allí se encontraba su mujer, Marta G. A., de la que estaba en trámites de separación, su hijo de 7 años, su hija de 2, y su suegra, Esperanza A. El dispositivo policial ya se había puesto en marcha. Confirmaron en el lugar del crimen el fallecimiento del profesor Isaac González García y comenzaron los contactos con un hombre que ya había lanzado las llaves de la casa por la ventana tras poner todos los cerrojos. Las órdenes fueron precisas: «Dadme un coche para irme con mi familia. No quiero ver a la Policía ni a nadie». El equipo desplazado a la zona descartó cualquier acción encaminada a violentar la puerta de la vivienda ante la gravedad de la situación. Acordonaron toda la calle y empezaron a llamar. a distintos familiares. El hijo del fallecido, Iván G. A., un conocido abogado, llegó al lugar de los hechos hacia las diez de la noche. No sabía nada. La noticia casi le provoca un desmayo. Fue en ese momento cuando comenzaron las operaciones para reducir al agresor. Agentes de la Policía Nacional desplazaron el vehículo de la víctima, un Citroën C5 equipado con un dispositivo especial para minusválidos, a la puerta de la casa. Los bomberos, junto a una decena de policías, se apostaban al otro lado sosteniendo una manguera con la que reducir a José Luis F. A., a base de agua a presión, cuando éste pretendiera abandonar el edificio. No fue necesario. Durante las conversaciones, en las que con eficacia medió el jefe superior de la Policía Nacional, un ningún momento se le comunicó a José Luis el fallecimiento de su suegro. La víctima razonó, así, que el profesor estaba herido y se encontraba en el hospital. Movido por estas suposiciones, anunció a los mediadores, a las once y media de la noche, que iba a abandonar la vivienda.