En su análisis de la situación del agua ovetense, Rubén Rosón avanzó un estrecho marcaje a la empresa, una suerte de ultimátum, perfectamente encuadrado en el afán remunicipalizador del tripartito. Pero devolver el agua a manos públicas no es tan sencillo. Basta ver las dificultades para hacerlo con la recaudación de impuestos, un servicio menos complejo, aunque no sencillo. De hecho, los análisis municipales dicen que el consistorio no está en condiciones de afrontar otra remunicipalización. No sería viable desde el punto de vista económica y resultaría gravoso para los ciudadanos.