"¿Que fiesta andáis celebrando?", preguntó Manuel Gutiérrez a un grupo de niños del colegio Poeta Ángel González que le miraban con atención. "¡El amagüestu!", respondieron al instante todos a la vez. "¿Y qué necesitáis para celebrarlo?", prosiguió Gutiérrez, ataviado para la ocasión con prendas típicamente asturianas, madreñas incluidas. "¡Castañas!", gritaron los alumnos, sentados en bancos en torno a un bombo para asar castañas cuyo funcionamiento y utilidad les estaba a punto de ser revelado. Esta fue una de las actividades que sirvieron de entretenimiento a los estudiantes de Infantil y Primaria hasta 4º curso, -los niños de 5º y 6º lo celebran hoy- del colegio que en la mañana de ayer celebraron, junto a padres y profesores, la fiesta más típica del otoño asturiano.

La AMPA, organizadora del evento, asistió en la supervisión de talleres y juegos a varios monitores contratados para la ocasión que lucían, como los padres, disfraces que mezclaban la mitología y la tradición asturianas. Y la jornada fue una fiesta. Los sonidos de la gaita y el tambor llenaron el patio del cole que olía a otoño en Asturias. A castañas y a manzana. Sobre todo a manzana. Porque los pequeños mayadores se emplearon con una efusividad especial en esta tarea, aplastando con fuerza las frutas con las herramientas de madera y salpicando toda la zona.

"¿Sabéis quien soy yo? La xana del bosque", comentó un poco más allá la monitora Irene Martínez a un grupo de críos que se encontraban a su alrededor, divididos en grupos que se distinguían por el color de la manzana o castaña que llevaban pegado al pecho a modo de escudo. Con unas pinzas de madera tenían que correr hacia un montón de erizos, recoger una castaña, guardarla en la faltriquera y pasarla al siguiente compañero para que hiciera lo mismo. El grupo más rápido resultaba ganador. Y los perdedores tendrían ocasión de resarcirse en el tiro de soga o la carrera de sacos. Estos fueron los juegos más ruidosos. Los gritos de ánimo a los competidores se mezclaban con las risas.

"También tenemos a "Nolín el Fartón", que es un tiro de la rana adaptado al amagüestu", explicó Arantxa Serra, directora del colegio. Y frente a Nolín se fueron colocando los alumnos en fila de a uno para colarle castañas por la boca. Y al terminar los juegos, a reponer fuerzas, con castañas y sidra dulce. Fue el broche final a una jornada de diversión en la que niños y personajes mitológicos mayaron manzanas al ritmo de la gaita y el tambor.