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Cuando la distancia con los otros marca la diferencia

La sensación de invasión del espacio propio suele darse cuando alguien se acerca demasiado al hablar

Cuando la distancia con los otros marca la diferencia

Cuenta Paul Watzlawic en su libro "El sinsentido del sentido o el sentido del sinsentido" (Herder 1995), que en un lujoso club de la ciudad brasileña de Sao Paulo, tuvieron que elevar la barandilla de un mirador porque los norteamericanos que acudían a visionar los partidos de polo se caían de espaldas y resultaban heridos de gravedad.

Se llegó a la conclusión que la desgracia sobrevenía debido a la distancia que consideraban correcta en una interacción entre un norteamericano y un brasileño. En Estados Unidos esta distancia correcta sería la longitud de un brazo.

Sin embargo para un brasileño, esta distancia le resultaría demasiado amplia. Al iniciar ambos una conversación, el norteamericano se colocaba a una distancia cómoda y el brasileño la corregía acercándose ya que le parecía lejos. El norteamericano se volvería a distanciar, y el brasileño a aproximar.

Así que nos podemos imaginar el punto en el que el norteamericano chocaba con la barandilla y se caía al vacío.

¿A quién no le ha sucedido que en una conversación con otra persona, ha notado que esta se alejaba?. Tal vez, muchas mas veces hemos percibido que nuestro espacio personal era invadido, no sólo por la distancia corporal, sino también, por el volumen o el tono de voz utilizado al hablar, tan próximo a nosotros; un perfume demasiado intenso u otros olores más desagradables, la incomodidad de una mirada penetrante demasiado cercana, o lo que es peor, por visualizar algunas secreciones poco agradables.

La ciencia de la semiótica es la que estudia el sistema de signos empleados en la comunicación. Pues bien, la proxémica es la parte de la semiótica que estudia la delimitación del espacio interpersonal dentro del contexto intercultural, interrelacionando la distancia física con la distancia social. Esta disciplina fue desarrollada por el antropólogo Edward T. Hall en 1963, que en base a ello establece cuatro categorías:

Distancia íntima. Entre 0 y 15 centímetros en fase próxima para pareja. Y en fase lejana entre 15 y 45 centímetros para familia y amigos .

Distancia personal. Entre 45 y 125 centímetros. Para compañeros de trabajo y conocidos.

Distancia social. Entre 1,20 y 3,5 metros. Para los extraños.

Distancia pública. Más de 3, 60 metros. En relaciones formales con grupos de personas como conferencias, discursos etc.

Cada uno de nosotros tenemos una singular forma de percibir nuestro espacio de seguridad y la invasión del mismo en función de nuestra educación y cultura.

La invasión que percibimos de estos espacios no sólo es corporal, es también sensorial, puede ser auditiva, olfativa o de otro tipo . Esta percepción nos genera incomodidad y en ocasiones nos puede generar conflicto.

Es viernes. Estoy en la calle Aribau en Barcelona, esperando la línea V13 que me llevará hasta la plaza de la Bonanova. Llega el autobús y los pasajeros van como sardinas en lata. ¡Qué agobio! ¡Menos mal que los autobuses no tienen barandillas!

Teléfono de la Esperanza: 985225540

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