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El pilates coloniza Oviedo

La práctica del ejercicio de moda prolifera por la ciudad y los barrios l Los equipamientos deportivos incorporan a su oferta una disciplina que quiere ser herramienta educativa

Carlos Acevedo, en primer término, dirige una clase de pilates en un gimnasio de Montecerrao. miki lópez

Dicen que lo practica Madonna, Jennifer Aniston, Mike Jagger y Matt Damon. Está de moda entre lo que llaman "celebritys", pero se ha extendido entre el común de los mortales. El pilates lo practican profesionales liberales, amas de casa, hombres y mujeres, jóvenes y viejos. En Oviedo está en todos los gimnasios, en los del centro y en los de barrio. Incluso puede encontrarse entre las actividades que ofrecen algunos centros sociales y colectivos ciudadanos.

El pilates reina en los gimnasios y no cesan de abrirse estudios por la ciudad. Y sin embargo es una disciplina singular, muy diferente a otras prácticas físicas, de la que llama la atención las extrañas máquinas que utiliza y la devoción de quienes lo practican. Mucha gente lo confunde con una gimnasia o con una técnica de rehabilitación, y en manos inexpertas -alertan los monitores- puede resultar peligrosa y acabar empeorando lesiones previas.

Tino García abrió el primer estudio de pilates del norte de España y en la actualidad es el presidente de la Asociación de Monitores de pilates del Principado. Es uno de los veteranos del pilates, no sólo en Asturias, también en España. La suya es una voz autorizada. "El pilates es una técnica de movimiento", aclara.

Aunque en sus estudios el pilates se practica en clases individuales o en grupos de un máximo de cuatro personas, Tino García explica que lo que ahora está sucediendo con la expansión del pilates se acerca a lo que su creador, Joseph Hubertus Pilates, imaginó allá en el periodo de entreguerras, cuando comenzó a desarrollar el método: "El veía su técnica integrada en una educación global. Su ideal era que hubiera un estudio en cada barrio y que estuviera en la escuela".

Joseph Hubertus Pilates fue un adelantado a su tiempo con una vida digna de novelar. De ascendencia griega, nació en una pequeña localidad próxima a la ciudad alemana de Düsseldorf. fue un niño debilucho, que padeció asma, raquitismo y problemas en las articulaciones. Un médico le regaló un manual de anatomía, el enclenque muchachito lo estudió, observó atentamente el movimiento de las personas y los animales, investigó diversos métodos de entrenamiento y preparación física y mental, incluidas las filosofías orientales.

Pilates trabajó como modelo anatómico, fue boxeador y trabajó en el circo. Con la primera Guerra Mundial y por su nacionalidad alemana, pasó por los campos de concentración de Lancaster y la Isla de Man, en los que desarrolló una serie de ejercicios para mejorar el estado físico de los internos y los heridos de guerra. Allí comenzó a utilizar los muelles para ejercitar a los enfermos con problemas de movilidad.

Al regresar a Alemania comenzó a trabajar con bailarines y a entrenar a la policía militar de Hamburgo.

En los años veinte se exilió a Estados Unidos y fue allí donde desarrolló su método. En 1926 abrió con su esposa un estudio en Manhattan, en el número 939 de la octava avenida, esquina con la calle 56.

En Estados Unidos su método popular entre las clases sociales altas y el matrimonio Pilates empezó a brillar en las fiestas. Él disfrutaba del whisky y de los puros.

Su estudio fue arrasado por un incendio, cuando él tenía 85 años, y falleció dos años después.

Su esposa, Clara, mantuvo el estudio hasta 1970. Romana Kryzanowska, protegida de Pilates, continuó enseñando el método. Posteriormente, la marca pilates pasa de mano en mano hasta que en la década de los noventa estalla una guerra por ella, con denuncias de quien entonces era su propietario, Sean Gallagher, contra los monitores y los estudios que la utilizaban.

En el año 2000 una jueza de Nueva York sentencia que la marca pilates es genérica y que se había producido una apropiación indebida de ella.

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