Tenía que haber llovido algo más en verano, para haber evitado que este año sea uno de los que menos castañas se han recogido de los últimos tiempos, no el día en el que Las Regueras inaugura su festival en honor de la valduna. Ése fue el comentario más repetido ayer en Santullano durante la primera jornada del XVII Certamen Exposición de la Castaña Valduna, un evento cargado de atractivo que se vio mermado en cuanto a asistencia a consecuencia de la mala climatología. Aunque el mercado tradicional se celebra bajo techo, en la pista polideportiva del colegio Príncipe de Asturias, el agua echó para atrás a algunos de los fieles a la cita.

"Se nota que hay mucha menos gente que otros años, la gente no quiere mojarse", explicaba Miguel Ángel Díaz, un reguerano que ha ganado en diez ocasiones el premio al mejor lote de castañas y que ayer acudió al certamen "para enseñarles a los niños como se asan las valdunas de forma tradicional". Díaz asegura que la clave es el producto. "Lo primero que hay que hacer es asar castañas grandes y buenas de sabor, como las valdunas de Las Regueras. Después les haces un pequeño corte, las pones encima de la chapa de las cocinas de carbón y al final, cuando estén hechas, las tapas con un trapo húmedo para que se pongan amorosas, para que pelen bien", explica.

La escasez de producto es otra de las desventajas de esta edición, en la que las castañas se venden a cinco euros el kilo. "El año pasado había toneladas, pero hoy (por ayer) ya hay pocos puestos que las tengan", señalaba Carlos García, que acudió a la cita desde Gijón con su mujer, Mari Flor González. Lo mismo reconocían los propios vendedores. "Soy el que más traje y no tengo más de cincuenta kilos. Por la tarde tengo miedo de quedarme sin ellas", aseguraba a eso de la una Luis Pérez Muñiz. No obstante, la ausencia de castañas se suplió con más oferta de calidad. En Santullano se instalaron 25 puestos en los que se vendieron todo tipo de productos gastronómicos de la tierra, artesanía y hasta plantas ornamentales. Además hubo bailes folclóricos, talleres para niños, la actuación del "Che de Cabaños" y una pequeña verbena amenizada por el acordeón de Honorino Alonso.

La encargada de leer el pregón de este año fue la doctora en Historia Fe Santoveña, que alabó las virtudes del producto local. "¡A comer castaña valduna, que seguro que no van a comer sólo una!", dijo para finalizar el discurso.