Carlos Valdés (Gijón, 1992) realiza su tesis en la Universidad de Oviedo con una investigación sobre la idea de "certeza política" que Ortega y Gasset desarrolló tomando a Wittgenstein como punto de partida. Ayer, este joven doctorando ofreció una de las últimas ponencias del VIII Congreso de la Sociedad Española de Filosofía Analítica celebrado en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo.
-¿Qué significa esta idea de "certeza política"?
-El término de "certeza política" lo plantea Ortega y Gasset tomando como punto de partida la noción de "certeza" de Ludwig Wittgenstein. Para el filósofo austriaco había proposiciones que no eran ni verdaderas ni falsas, sino cuestiones que damos por sentado. Por ejemplo, doy por sentado que me voy a levantar y no me voy a caer, o que voy a pisar el suelo y no se va a hundir, o que estoy en este piso de arriba y habrá unas escaleras para bajar a la calle. Eso es una certeza, a diferencia de si esa mesa es o no de color azul, algo susceptible de ser verdadero o falso.
-¿Y la certeza política?
-De lo que habla Ortega, principalmente en su libro "Ideas y creencias", es de que hay también certezas políticas, cuestiones que se dan por sentado. Por ejemplo, él habla de la monarquía. En un sistema monárquico, se da por sentado que el Rey es legítimo, es una certeza. Pero cuando esas certezas se empiezan a resquebrajar, el sistema se desmorona.
-No vivimos, entonces tiempos muy estables.
-Una cultura, una civilización, está formada por una base de certezas. Cuando esas certezas dejan de serlo, la civilización cambia, o algunos de sus rasgos se modifican. Y por eso tenemos culturas diferentes en diferentes periodos históricos. Quizá ahora mismo no tenemos asentadas algunas de estas certezas que consolidan una cultura muy estable.
-Desde luego, no parece que la monarquía sea una certeza en España.
-Ortega y Gasset habló mucho de la monarquía porque eran tiempos monárquicos, eso está claro. La cuestión es si alguna otra institución puede enraizarse tanto, si después de la legitimidad del monarca nos encontramos con la legimitidad del pueblo o la legitimidad del Congreso o qué nueva legitimidad. Porque para todo el mundo existía, antes, la legimitidad del monarca. Que pueda darse de manera continuada otra certeza política similar, es lo que condicionaría la estabilidad de una civilización.
-¿Y en periodos inestables?
-Puede dar lugar a modelos diferentes. Ortega se refiere también al Imperio romano, y cree que la sucesión de emperadores se hacía en Roma por una cuestión de poder efectivo, tomaban el poder por las armas, pero no por legitimidad. Y que por ello este último periodo del Imperio romano fue un periodo inestable. Podríamos hacer una comparación con el tiempo que vivimos en la actualidad
-¿Fenómenos como Trump alteran el concepto de certeza?
-¿En qué sentido?
-La certeza de que determinada sociedad cree en determinados derechos o cuestiones
-No, eso sería algo diferente. No sería una cuestión de certezas políticas tanto como de creencias. Es diferente.
-Pero, al revés, intuyo que sí. Es decir, la legitimidad del presidente de Estados Unidos en el momento en que asume el poder, cambia el discurso, el traspasado de poderes con Obama. Algo diferente a lo que estamos acostumbrados.
-Sí, eso es muy interesante y precisamente está en la línea de lo que estoy investigando ahora. Se trataría de analizar si algunas instituciones, como en el caso del monarca, en tanto que responden a lo que se espera de esas instituciones, dan lugar a la figura del gobernante legítimo. A una certeza política similar
-En el caso de Trump sólo el fenómeno de las marchas de protestas lo ponen en duda, ¿no?
-Pero si ahora se establece de otra forma, es decir, si refuerza su legitimidad, eso sería motivo para reafirmar la certeza política de la figura del presidente de Estados Unidos, en el caso que estamos hablando de Donald Trump.
