"Estoy sola. La persona que cuidaba de mi hijo era mi madre y se murió el año pasado. Tengo un centro de estética y por la tarde tenía que cerrar para estar con el niño". Ana San Martín es la madre de uno de los 12 alumnos de entre 6 y 12 años que participarán en la aula de apoyo escolar que el Ayuntamiento puso ayer en marcha en Trubia. "Estoy encantada", destacaba San Martín durante los primeros minutos de vida de esta nueva actividad que se celebrará de lunes a viernes de cuatro y media a siete y media todos los días después del cole.

Un proyecto, explicó la concejala de Atención a las Personas e Igualdad, Marisa Ponga (PSOE), "para dar un respiro a las familias". Eso por un lado. Y por el otro, "un proyecto educativo integral" en el que "se trabajan mucho la convivencia y la educación en valores", incidió la edil.

"¿Van a hacer los deberes aquí?", preguntó uno de los padres en la charla de presentación. La responsable del aula, Sara González, que estaba con "un montón de ganas", respondió afirmativamente. No solo eso. Ya antes de que se llenara la clase había explicado que además de hacer las tareas, los críos disfrutarán de una parte lúdica, con juegos y manualidades, que también tendrá un impacto pedagógico.

"Está guiada al desarrollo personal, a las habilidades para la vida", destacó Marcos Campello, de Cruz Roja Juventud de Asturias, coordinador del proyecto. Explicó también que la de Trubia es una aula gemela de las que funcionan en Ventanielles y La Corredoria. Entre las tres atienden a un total de 60 niños y tienen en lista de espera a 30 más. A la hora de decidir a quien se destinan las plazas, son "muy sensibles las estructuras familiares". Por eso no tienen en cuenta el orden de inscripción para cubrir las vacantes que van surgiendo, para que vayan siempre a parar a quien más lo necesita.

La decisión de llevar el proyecto a Trubia responde también a una intención de favorecer la conciliación de la vida personal y familiar en la zona rural, donde las opciones de ocio para los niños son más reducidas que en los centros urbanos. Y en ella influyó la gran implicación del colegio público El Villar. Una dedicación que quisieron destacar tanto desde el Ayuntamiento como desde Cruz Roja. La coordinación con el centro en que estudian los niños es fundamental para que las actividades que realicen en la nueva aula de apoyo sean lo más determinantes posible en su educación. Sobre todo si alguno de los alumnos tiene necesidades educativas especiales.

En la tarde de ayer, después de las presentaciones oportunas, la mayoría de los niños realizaban en sus cuadernos ejercicios de materias como lengua o matemáticas. Tras la parada para la merienda vinieron los juegos que cerraron el primer día del aula de apoyo en la que ocuparán sus tardes a lo largo de todo el curso.