Los opositores también tienen su voz, aunque es difícil que se pongan en la foto. Un grupo de los cientos de personas que están realizando los exámenes para obtener alguna de las plazas de interinos en el servicio remunicipalizado de Recaudación del Ayuntamiento de Oviedo, se agitaba la semana pasada a la puerta de la academia ovetense minutos antes de empezar otra sesión para preparar, esta vez, las pruebas prácticas. Todos ellos quieren decir en el periódico que defienden las plazas a las que están optando y frente a la "ilegalidad", en sus palabras, de las pretensiones de los trabajadores de La Auxiliar de Recaudación, contrata que ahora se encarga del servicio.

Pero a la hora de salir en la foto, la mayoría prefiere dar un paso atrás. Héctor Castillo, Héctor Vázquez y Luis Miguel ejercen de portavoces improvisados del grupo. Dicen que no entienden la huelga que han convocado los trabajadores y que se desconvocaría dos días más tarde de su encuentro con LA NUEVA ESPAÑA, porque entienden que es contra el cliente y no contra la empresa.

Pero su protesta tiene que ver con la pretensión de los trabajadores de la Auxiliar de que el tripartito negocie con ellos una solución para sus puestos de trabajo. "Convertir a trabajadores de una empresa privada en trabajadores de la función pública es una ilegalidad, y aquí no cabe subrogación porque no es otra empresa la que asume el servicio", razonan. También mantienen que estos trabajadores sí parten con ventaja al sumar puntos por haber trabajado en una empresa privada dedicada a la gestión de tributos. Además, estas clases son caras, dicen, y hay que esforzarse mucho. "No entendemos que quieran conseguir un trabajo público sin invertir tiempo y dinero, no nos parece justo", declaran.