Uno de los tres afectados por inhalación de monóxido de carbono de una caldera de biomasa de Ventanielles falleció ayer por la mañana en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) tras pasar la noche en coma. Alejandro Álvarez Caballero, de 39 años, sufrió una parada cardiorrespiratoria de cerca de media hora tras respirar el gas tóxico cuando estaba revisando la instalación comunitaria de pellets (biomasa) del número 1 de la calle Joaquín Blume, el martes, hacia las 14.15 horas. De Avilés y padre de tres hijos, era ingeniero de minas y copropietario de una empresa de mantenimiento de biomasa : "A&A Ingenieros Medioambientales", pionera en su campo en Asturias.

Su socio le acompañó el fatídico día a revisar la caldera del edificio de Ventanielles porque los vecinos habían percibido ruidos extraños unas horas antes. De 43 años e ingeniero industrial, también inhaló monóxido de carbono, pero no resultó tan gravemente intoxicado. Los servicios sanitarios le trasladaron al HUCA y comprobaron cada poco tiempo su estado con análisis de sangre. Ayer por la mañana el personal médico decidió llevarle al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander) para someterlo a un tratamiento en una cámara hiperbárica (una instalación usada para suministrar oxígeno puro al cien por cien) por unas horas. De hecho, regresó por la tarde a Oviedo y está estable.

El tercer intoxicado es un vecino de 59 años del inmueble donde sucedió el siniestro que, pese a que estuvo en observación en el HUCA al presentar síntomas leves por inhalación de monóxido de carbono, recibió el alta a última hora de la tarde del martes.

Según fuentes próximas al caso, el primero en entrar en el cuarto de calderas del inmueble de la calle Joaquín Blume -en concreto en el silo donde se almacenan los pellets- fue el ingeniero fallecido. Cuando accedió su compañero se lo encontró desvanecido en el suelo e intentó con todas sus fuerzas sacarle de allí tirando de él. Sin embargo, poco a poco él también se fue quedando sin energías, por lo que pidió ayuda a gritos hasta que dos vecinos fueron a socorrerles. Uno llamó al 112 y el otro, tras intentar sacar al revisor que había perdido el conocimiento, salió de allí y avisó a la Policía Local.

El 112 desplazó al lugar de los hechos dos uvis móviles, la ambulancia de soporte vital básico más cercana en aquel momento (que estaba en el mismo barrio de Ventanielles) y otras dos ambulancias colectivas como refuerzo, ante la posibilidad de el siniestro alcanzara mayores dimensiones. Policía Local, Bomberos de Oviedo y la Policía Científica trabajaron allí hasta última hora.