Félix Callado recalca que la Policía Local, los Bomberos de Oviedo y las ambulancias llegaron "en un visto y no visto" y que gracias a ellos la desgracia no fue a más. "Se portaron de maravilla, muy profesionales, eran como una máquina", insiste. Fueron ellos los que atendieron al otro vecino, Antonio Ramón, al verle en la calle con los ojos enrojecidos y le llevaron al HUCA para someterle a un chequeo completo.

Los bomberos volvieron ayer por la mañana al número 1 de Joaquín Blume para hacer mediciones en la caldera de la casa, a petición de los vecinos. Los resultados arrojados estaban dentro de la normalidad tal y como aseguró el subinspector Evaristo Rodríguez, pero el inmueble sigue con el cartel de "caldera fuera de servicio" colgado y el recinto está precintado.

La investigación de lo sucedido sigue abierta y en manos de la Brigada Científica de la Policía Nacional, pero según ha podido averiguar este periódico, todo apunta a que el monóxido de carbono fue el resultado de la fermentación de la biomasa del silo, algo poco habitual.

Los dos revisores que fueron a Ventanielles eran socios de la empresa de mantenimiento de biomasa "A&A Ingenieros Medioambientales", con muchos años de experiencia en el sector y jamás les había pasado nada parecido ni habían sufrido episodios de intoxicación por inhalación de monóxido de carbono. Según los residentes, la comunidad cambió la caldera hace dos años. Antes era de gasoil y ahora funciona con pellets.

El fallecimiento de Alejandro Álvarez se produjo ayer cuando los bomberos comprobaban la caldera del edificio de Ventanielles y la noticia cayó como un jarro de agua fría en la comunidad. Numerosos vecinos miraban de reojo las maniobras de los agentes y el ir y venir de la Policía Judicial por el inmueble; un edificio de grandes dimensiones con portal doble (un bloque en la derecha y otro en la izquierda), en el que apenas se conocen unos a otros y sólo las personas que residen allí desde hace quince años o más conocen a los inquilinos que avisaron al 112 y a la Policía Local y evitaron una tragedia mayor.

El concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, siguió de cerca el avance de las investigaciones. Ya había estado en el número 1 de Joaquín Blume la tarde de la intoxicación, en torno a las cuatro de la tarde, y aplaudió la labor de los vecinos. ""Un operario se intoxicó, su compañero intentó socorrerle, otro vecino también, pero no lo consiguió, y un cuarto residente tuvo los reflejos de llamar con cierta celeridad para pedir ayuda".

El monóxido de carbono es un gas altamente tóxico que provoca la llamada "muerte dulce" porque las víctimas no se dan cuenta de lo que sucede. Este gas es incoloro, inodoro e insípido, y si se respira en niveles elevados la persona entra en un estado de sopor sin sensación de ahogo ni asfixia, pese a que el cuerpo se va quedando lentamente sin oxígeno.