"Hay que hacer visible un problema que es invisible, pese a que afecta a una de cada cinco personas a nivel mundial". El doctor Jordi Moya resumió ayer en Oviedo con estas palabras un objetivo que considera irrenunciable y en cuya consecución aspira a involucrar a todos los estamentos sociales, sanitarios, políticos y profesionales: la supresión, en la medida de lo posible, del dolor crónico y persistente.

"El dolor es una epidemia. No hay nada peor, desde el punto de vista personal social o económico, que un paciente que sufre un dolor incontrolado", subrayó el médico menorquín, presidente de la Asociación Sine Dolore, quien ofreció una charla dirigida tanto a médicos como a enfermos. En el acto intervino, asimismo, María Jesús Rodríguez Dintén, especialista asturiana en tratamiento del dolor y responsable de Sine Dolor en la región. El evento contó con la participación de Alejandro García, dirigente de la plataforma asturiana de telemedicina We Doctor, vinculada a la entidad que preside Jordi Moya.