Cada tarde, de lunes a viernes, demuestran que la natación es más que un deporte para ellos. Son los miembros de Mareastur, el único club de Asturias de natación adaptada que compite en discapacidad física, discapacidad sensorial y parálisis cerebral. Estos doce deportistas son un ejemplo de superación. "Hay nadadores que vienen a entrenar dos días a la semana porque para ellos es un ejercicio de rehabilitación, pero también tenemos otros cuyas metas pasan por ir a los campeonatos de España y hacer pódium o incluso llegar más allá", destaca Beatriz Álvarez Valderrama, la entrenadora del club.

Esta joven onubense llegó a Oviedo hace seis años para competir en un club de natación adaptada ya desaparecido. Cuando el proyecto finalizó, decidió implicarse en esta iniciativa. "Mareastur se fundó en septiembre de 2013 para que los nadadores pudieran seguir entrenando, y que los niños que llevan una progresión desde la escuela de la Federación de Deporte Adaptado pudieran seguir desarrollándose y competir a nivel nacional y autonómico", explica.

A sus 16 años, Adriana Pérez es una de las grandes bazas del club: ya forma parte del equipo de promesas de la natación paralímpica española. La rutina de entrenamientos incluye una hora y media de piscina cada día aunque, según su entrenadora, si mantiene la progresión actual tendría que hacer doble sesión de lunes a viernes. "El sueño de todo deportista es participar en unos Juegos Olímpicos, pero de momento me conformaría con unos europeos, dentro de unos años ya se verá", afirma Adriana.

Del club forman parte nadadores de 12 a 45 años con categorías de discapacidad muy diferentes. "Es complicado preparar a personas con un grado alto de discapacidad junto a otros que tienen un grado muy bajo y un nivel de nado más amplio", explica Beatriz Álvarez. "Lo más difícil es entrenar a todos en una sola calle de la piscina, pero no podemos quejarnos de lo que tenemos; ojalá en algún momento podamos tener dos calles para que los nadadores con menos discapacidad entrenen por un lado, y los que tienen una discapacidad mayor tengan también su entrenamiento, sin pasar unos por encima de otros".

El gran problema de la natación adaptada son las ayudas. "La natación a nivel convencional no tiene muchos recursos, y en nuestra categoría escasean mucho más", lamenta la entrenadora de Mareastur. "Ahora mismo recibimos alguna ayuda económica del Ayuntamiento de Oviedo, que también nos cede gratuitamente las instalaciones del Parque del Oeste para poder entrenar, pero con una subvención más potente podríamos desarrollar más actividades e ir a más competiciones de las que vamos", agrega Beatriz Álvarez. Mareastur es la única entidad de esta naturaleza que compite a nivel nacional. "Nos movemos en la liguilla de clubes y en los open que se realizan a lo largo de la temporada", indica la preparadora. "Nuestro club es nuevo y necesitaríamos más ayudas económicas, sobre todo para el transporte durante las competiciones, porque en algunos casos se necesitan vehículos adaptados y personas de apoyo, y eso es más caro", puntualiza Adriana Pérez.

Durante el año, Mareastur participa en siete campeonatos. Este fin de semana, por ejemplo, compite en el Open de Natación Adaptada que se celebra en Madrid. "No vamos en la mejor época de la temporada porque la planificación está pensada para el campeonato de España, pero sí esperamos conseguir bastantes mínimas para que los chavales puedan alcanzar los tiempos que les permitan ir a la cita nacional", afirma la entrenadora.

Precisamente el campeonato de España es el sueño de Sergio Maté. Su discapacidad le obliga a desplazarse en silla de ruedas y necesita ayuda para entrar en la piscina. Sin embargo, una vez en el agua, sus brazos y sus piernas mueven perfectamente las cargas con las que entrena cada día: "Mi meta es alcanzar el tiempo mínimo para el campeonato de España, parece que ya no me cuesta tanto y estoy entrenando mucho, aunque es difícil compaginar las tareas de primero de Bachillerato con los entrenamientos". "Sergio es un crack", elogia su entrenadora. Y prosigue: "Comenzó a nadar conmigo hace seis años y es todo un ejemplo de superación; verlo en el agua resulta increíble".

Beatriz Álvarez pone el alma en cada uno de los entrenamientos. "Si no fuera por su trabajo, el club no habría salido adelante. Ella se implica a fondo con cada uno de los chavales", destaca Irene Álvarez, madre de Adriana Pérez y secretaria de la directiva de Mareastur. "El equipo es un trozo de mí", argumenta la preparadora. "Muchos nadadores han sido alumnos míos en la escuela de la federación de natación adaptada. Empiezan pequeñitos y veo como han evolucionado física, social y mentalmente. Ahora son nadadores mucho más maduros, que demuestran una entereza impresionante y una fuerza de voluntad que ojalá se transmitiese a los que no tienen discapacidad. Lo que hacen estos chavales a lo largo del día y lo largo del entrenamiento es impresionante", enfatiza Beatriz Álvarez Valderrama.

En la piscina, cada miembro del equipo tiene su plan de entrenamiento. No todos van a los mismos campeonatos y no siguen el mismo ritmo. "Tienes que ir haciendo una planificación, jugando con los metros, con la carga y con la motivación, porque no todos los días vienen igual, no hay que olvidar que sufren una discapacidad", precisa la entrenadora.

Mareastur ha conseguido ser más que un club de natación. Organizan salidas y actividades conjuntas, y suelen quedar fuera de la rutina del entrenamiento. "Para algunos miembros del equipo, su única vida social es la que tienen en el club, y es muy importante, por ejemplo, poder celebrar su cumpleaños con los compañeros". Al final se ha conseguido un grupo unido que siente que el club es un pedacito de ellos. La meta de la entrenadora está clara: "Dentro de diez años quiero ver el club funcionando y que alguno de los que ahora están en el agua ocupe mi puesto. Ellos son los que tienen que tomar conciencia de que el club es suyo y que tiene mucho futuro".