"Se tocaba bajo el pantalón y nos miraba en plan retador. Llegó un momento que no pude más y marqué el 091. Tenía que haberlo hecho antes porque estuvo casi media hora frotándose". Una de las chicas que el jueves vio masturbase a un hombre que esperaba a sus hijos junto al colegio de la Gesta relató ayer lo sucedido a este periódico tras declarar ante la Policía Nacional. El presunto culpable negó ayer los hechos ante la magistrada titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Oviedo y quedó en libertad, pero se han abierto diligencias previas por un delito de exhibicionismo. Además, una de las primeras cosas que hizo al salir fue recoger a sus hijos al centro educativo acompañado de su mujer.

La chica que llamó el jueves a la Policía, estudiante de Magisterio, estaba con diez compañeras en la entrada de la Facultad de Formación del Profesorado a eso de las doce de la mañana. Ambos centros están frente a frente en la calle Aniceto Sela, separados por sólo unos metros. Entonces, vieron a un hombre "de treinta y pico años", sentado en un saliente de la fachada de la Gesta "con la mano bajo de la bragueta".

Al principio creyeron que se estaba rascando y algunas se dieron media vuelta por pudor, pero otras, las que le veían de cara, sospecharon que se estaba masturbando. "Nos miraba y seguía a lo suyo sin importarle nada. Hasta tenía el cinturón desabrochado. Se tocó bajo la bragueta". Cuando faltaba un cuarto de hora para que los niños salieran del colegio, pasó por allí una madre con dos críos pequeños. "Le advertimos y se quedó en shock. Cogió a los niños y se alejó a toda prisa", explicaron las chicas.

A las 12.25 horas, una de ellas llamó a la Policía Nacional. Mientras tanto, otra mujer que llegó a la calle Aniceto Sela saludó al hombre. "No vio lo que estaba haciendo, pero él sacó rápidamente la mano de sus partes y entraron juntos en el patio del colegio", contaron las jóvenes, asombradas por la rapidez con la que llegaron los agentes. "A los pocos minutos ya estaban aquí y les dimos la descripción del exhibicionista". Finalmente, le detuvieron cuando salía con uno de sus hijos en brazos.

La dirección del colegio intentó entonces ponerse en contacto con la madre para que fuese a recoger a sus dos hijos y llevó a los críos al comedor escolar durante la espera. Según ha podido averiguar este periódico, los profesores contactaron con una tía de los niños, que a su vez les indicó que la progenitora pedía limosna en el casco urbano. Así, la mujer les recogió un poco más tarde.