José Manuel González, veterano ajustador jubilado, y Wenceslao López, también jubilado, pero ajustador político en activo como alcalde de Oviedo, volvieron ayer a las armas. Propiamente, retornaron a la Fábrica de Armas de La Vega. El primero estaba allí para evocar sus cuarenta años de labor en el extraordinario recinto que durante 16 décadas fue origen y colmena industrial de la ciudad y de la región. Y el regidor lo hizo para seguir reconociendo el terreno y asegurar el perímetro: "Esto pertenece natural, legal y moralmente a Oviedo" (pese a que el Ministerio de Defensa detenta su posesión, más que ostenta, según razona el alcalde).

Ambos visitantes formaron parte de uno de los tres grupos que ayer se acercaron a la extinta factoría -clausurada traumáticamente por General Dynamics en 2012-, y que fueron guiados por María Fernanda Fernández, historiadora del Arte. Las citas formaban parte de las II Jornadas sobre Patrimonio Cultural de Oviedo, que ayer concluyeron.

Varios ediles de PSOE, Somos, PP y Ciudadanos participaron en la visita y alguien que asimismo volvió a las armas fue el concejal popular Fernando Fernández-Ladreda, que se encontró con la placa que daba nombre a una de las "calles" de la fábrica, la del "Coronel José Fernández-Ladreda y Miranda", su abuelo, y padre de José María Fernández-Ladreda (también militar, alcalde de Oviedo y ministro de Obras Públicas).

Por su parte, el veterano José Manuel González Blanco, que había trabajado en la Fábrica de 1958 a 1998, señalaba con el dedo, y visiblemente emocionado, el lugar "donde se probaban las armas", o el de la calefacción central, o la escuela de aprendices. Le escuchaban Ariana y Rodrigo Iglesias Fernández, sobrinos nietos, "pero como si fueran sus nietos", comentaba la madre de estos, Ana Fernández Ferreiro. "Le hemos traído dándole una sorpresa, porque nos prestaba que les contara cosas a sus nietos", agregó.

En cuanto a los atacantes políticos en pos de conquistar para Oviedo la Fábrica de Armas, la vicealcaldesa, Ana Taboada (Somos), se interesó en especial por el inevitable deterioro de unos edificios que llevan cuatro años sin vida. "Hay cero euros en presupuesto de mantenimiento y hay que revisarlo", subrayó, pero el reproche no era para los responsables de Defensa en Asturias, sino para los despachos ministeriales, en uno de los cuales se sienta la nueva titular del ramo, María Dolores de Cospedal.

Precisamente, la llegada del nuevo Gobierno, tras la interinidad de once meses, es lo que alienta a Wenceslao a cerrar el paréntesis de espera y demandar la creación de un "grupo de trabajo" en el que Ministerio y Ayuntamiento aligeren el paso para acordar qué sucederá con la amplia y bien situada parcela. Lo dijo no muy lejos de uno de los eslóganes que ilustran las paredes de la escuela de aprendices: "Nadie ama a su patria por grande, sino por suya".