Los vecinos de la Tenderina Alta, donde está la tienda de tatuajes en la que la Guardia Civil detuvo el viernes a cinco personas por presuntos delitos de tráfico de drogas y pertenencia a una organización criminal, describen al propietario del local (uno de los arrestados) como "majo, educado y respetuoso". Lo mismo dicen de su novia, una mujer gijonesa encargada del establecimiento. Ambos frecuentaban los bares y restaurantes de la avenida de Torrelavega y las calles adyacentes o iban al gimnasio del barrio hasta hace pocos días. Eso sí, los vecinos coinciden en describir a Claudiu Bogdan Fluirasi como un hombre de apariencia impactante. "Va tatuado casi por completo y da una primera impresión fuerte que tiende a echar para atrás, sin embargo su trato es exquisito. Siempre muy correcto y con un ligero acento extranjero que no sabría muy bien identificar. No me lo habría imaginado de no ser porque se lo llevó la Guardia Civil", comenta un hostelero de la zona que, como todo el vecindario, prefiere mantener su identidad en el anonimato.