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JUAN MANUEL DE PRADA | Escritor, presenta la novela "Mirlo blanco, cisne negro"

"La literatura cada vez tiene menos cabida en el catálogo de las editoriales"

"La crisis y el boom tecnológico han puesto nerviosas a muchas casas, que se han puesto a publicar basura"

Juan Manuel de Prada. LNE

El escritor Juan Manuel de Prada presenta hoy en la librería Cervantes de Oviedo, a partir de las 19.00 horas, su nuevo libro: "Mirlo blanco, cisne negro".

-En su novela enfrenta a dos escritores, muy diferentes: un joven con ansias de triunfar y un veterano maldito. ¿Cuál tiene más de usted?

-Ambos tienen cosas mías, de diversos momentos de mi vida. Álex, el joven, tiene mucho del Prada juvenil, deseoso de triunfar, deseoso de darse a conocer, lleno de entusiasmo. Y tiene mucho también Saldaña, pero de un Prada posterior, amargado, desencantado, que está a punto de arrojar la toalla y deja de escribir. Yo estuve cinco años sin escribir prácticamente nada.

-Hay una frase del libro muy explícita: "?con demasiada frecuencia, el escritor acaba comiéndose los mocos, si no sabe culebrear y aprovechar sus oportunidades". ¿Es así?

-Hay escritores que creen que pueden triunfar así. Y probablemente en una sociedad corrupta como es esta en la que vivimos, de lo que no se libra la literaria, es indudable que se puede triunfar así, aunque es un triunfo que no lleva a nada. Nadie con pundonor o un mínimo respeto por su obra se conforma con ese triunfo de la camarilla, el pelotilleo, el intercambio de favores. Pero sí que es verdad que mi personaje es de los que cree que se puede triunfar. Aunque es algo en lo que yo creo que está equivocado.

-Hay en la novela referencias a sus trabajos anteriores, en concreto una muy directa a "La tempestad"?

-La novela que algunos lectores despistados han presentado como un ataque a otros escritores o a las editoriales, es sobre todo un ataque contra mí mismo, mis errores, mis debilidades. Es una novela muy crítica con el propio autor. Linda con el masoquismo, es muy, muy dura conmigo mismo. Llena de bromas, de sarcasmos hacia mi persona, mi carácter y también hacia mi literatura. Me burlo mucho de "La tempestad" y de otras obras mías.

-Relata en el libro un boicot furibundo contra un escritor. ¿Ha visto o ha sufrido esto?

-Hombre, sí que se han dado. Quizás no tal como yo los explico ahí, pero es evidente que algunos autores han sido víctimas de este tipo de campaña. Lo que pasa es que hoy la prensa no tiene la capacidad de convicción que tuvo en otro tiempo. Nos parece sorprendente que desde los periódicos se pueda acaudillar un boicot contra una persona que discrepa. Pero creo que sí que ha pasado y a muchos autores se les ha demonizado, su carrera ha sido absolutamente destruida. En cuanto a mí, he recibido ataques, furibundos, de índole ideológica que nada tienen que ver con la literatura. Todo tipo de calumnias que me han hecho mucho daño, pero no todo el daño que querían.

-Esos ataques, ¿se debieron a su exposición mediática?

-En esa época fue cuando los ataques fueron más duros. Pero no fue la razón, fue el síntoma. El fondo era mi visión del mundo, las cosas que yo defendía, que era lo que me hacía absolutamente insoportable para ciertas personas. Tener hoy en día una cosmovisión cristiana te convierte en un personaje peligroso, al que hay que abatir. Vivimos en una sociedad en la que el control de las ideas es mucho mayor que en cualquier otra sociedad o forma de gobierno anterior. La gente está muy contenta con su democracia y piensa ilusamente que ahora es libre, pero creo que esto es radicalmente falso.

-Ofrece un retrato descarnado del panorama editorial actual. ¿En qué punto han perdido el norte las editoriales? ¿O es que siempre ha sido así?

-No creo que siempre haya sido así. Creo que ha habido una agudización de este fenómeno en los últimos años. La crisis ha influido mucho, y también el boom tecnológico, que ha hecho que las editoriales se hayan puesto muy nerviosas y hayan decidido que había que intentar generar ingresos por medios que hasta entonces no habían sido los ortodoxos. Se han puesto a publicar basura en cantidades nunca vistas: libros de presentadores, cocineros, youtubers... Obras que nada tienen que ver con lo que a lo largo de los siglos hemos entendido por "libro".

-Sí que parece que una labor que hacían las editoriales, que era separar el grano de la paja, se ha perdido. Y quizás libros más complejos, con menos impacto inmediato, ahora no tienen sitio?

-Totalmente, y cada vez va a ocurrir más. Y de una manera más descarada. La dura realidad es que si uno mira al catálogo de las grandes editoriales de hace veinte años y lo mira hoy, inmediatamente se dará cuenta que la literatura tiene menos cabida. Lo que ocurra a partir de ahora no lo sabemos, pero lo que es evidente es que hace veinte años los catálogos de las grandes editoriales tenían muchos buenos escritores en sus filas, y ahora tiene que refugiarse en editoriales pequeñas, casi artesanales. Lo cual está muy bien, porque estas editoriales son necesarias para el ecosistema, pero significa la muerte del escritor profesional. Un escritor, para poder vivir malamente y precariamente de su trabajo necesita publicar en una gran editorial. Esto es así.

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