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La molesta equidistancia del concejal profesor

El criterio independiente del edil Eduardo Rodríguez, ajeno a las estrategias de su grupo, causa malestar en el PP local

Eduardo Rodríguez, entre Belén Fernández Acevedo y Antuña. MARÍA GÓMEZ

"Dos veces en la misma semana, y no es la primera vez", se quejan varios concejales populares. La actitud del edil del PP, Eduardo Rodríguez, profesor titular de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Oviedo, saca de quicio a algunos de sus compañeros. Son las formas pero también el contenido, protestan. "Va por libre".

El malestar en el seno de los populares de Oviedo con su especialista en economía viene de atrás, pero esta semana la falta de sintonía se agudizó con sus intervenciones en el Pleno extraordinario del lunes con motivo de una modificación presupuestaria para echar mano del fondo de contingencia y destinarlo a parte del pago de la deuda de "Villa Magdalena". A un lado del salón de plenos, el concejal de Economía, Rubén Rosón (Somos), echaba el resto para tratar de sacar de sus casillas al PP, con duros y constantes ataques hacia Gerardo Antuña y Agustín Iglesias Caunedo. Al otro, en la bancada popular, el grupo que lidera la oposición, con once concejales, un impertérrito Eduardo Rodríguez daba una clase de economía presupuestaria. "Au dessus de la mêlée", con si la refriega política no fuera con él, Rodríguez sí incluía algún tirón de orejas al tripartito, por haber llegado a pensar que podían hacer pasar como inversión los intereses de la deuda, o por su bajísimo porcentaje de ejecución, pero llamó más la atención a sus compañeros que hablara de la bicha (el palacete de la avenida de Galicia) como "un gran perjuicio que tanto ha indignado a la ciudad" o que, en referencia a los ataques de Rosón dirigidos a los anteriores mandatos del PP, pidiera un poco de paciencia apelando a la auditoría que el tripartito ha encargado a la Universidad. "Hay que esperar a los resultados", concluyó.

Tanta equidistancia, combinada con un par de puyas económicas a Ciudadanos, dejó perplejos a buena parte de sus compañeros. Aunque no debería extrañarles. Al decir de los otros concejales, Eduardo Rodríguez no suele pedir directrices políticas en el grupo para preparar sus intervenciones. Él se las guisa y él se las come, servidas siempre en un plato académico donde sus conocimientos le permiten componer buenos menús y evitar los ingredientes picantes, la sal gruesa política.

Riguroso en los datos y muy tibio en la bronca política, Eduardo Rodríguez no ha venido al Ayuntamiento a luchar en el barro. Y en la oposición lo saben. "Lo que le diferencia de algunos de sus compañeros", dice un concejal del equipo de Gobierno, "es la educación". "Y es de agradecer encontrarse con alguien que sabe dónde está el debate político y dónde está la buena educación".

Reflejo de estas maneras de gentleman fue, nuevo ejemplo de esa equidistancia que tanto irrita a sus compañeros, su última visita a la ópera. Estaba muy viva la tormenta por los Premios Líricos, el concejal compartía palco municipal con otros ediles de la oposición y a la hora del descanso, en vez de escenificar el desencuentro por las políticas culturales mirando para otro lado y negando casi el saludo, como hicieron los suyos, corrió, es un decir, a hacer la visita de rigor a Wenceslao López y Roberto Sánchez Ramos, en el palco del Ayuntamiento.

Este mismo jueves, la segunda de esta semana, acudió a la entrega de los premios solidarios de la ONCE y, para sorpresa del presidente del PP de Oviedo y líder de la oposición, Agustín Iglesias Caunedo, Eduardo Rodríguez evitó sentarse al lado del jefe y prefirió la ocasión para acompañar a su amiga, compañera en la Facultad de Económicas y diputada nacional del PP, Susana López Ares.

De la mano de López Ares, cuentan otras fuentes del PP, Rodríguez también habría tratado de realizar algunos acercamientos a la presidenta regional del PP, Mercedes Fernández. Nada grave, en todo caso, pues precisamente Agustín Iglesias Caunedo, el hombre que lo fichó para la lista de las últimas elecciones municipales, sigue defendiéndolo dentro del grupo e intentando calmar al sector crítico que se reparte a lo largo de las varias familias que aloja ahora mismo, como si aquello fuera la isla de "Perdidos" el grupo municipal del PP: los de Caunedo de toda la vida, los nuevos y los otros.

Iglesias Caunedo pone la mano en el fuego por Eduardo Rodríguez. A él no parece incomodarle la equidistancia ni las intoxicaciones, sean éstas como que es el único concejal que todavía no se ha afiliado al Partido Popular o que la tibieza con Somos la lleva en la sangre por ser primo segundo de Ana Taboada. No hay problema.

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