Las estudian en las aulas, las cuidan en el patio y este martes acudieron a ver el documental "Los últimos dragones de Oviedo", sobre las población de salamandras en la ciudad, al teatro Filarmónica. En un principio, la proyección iba a realizarse para alumnos de Secundaria pero el colegio Baudilio Arce pidió permiso para llevar a 51 alumnos de 6º de Primaria. No podían faltar.

Las lecciones también tiene se dan en el patio. "¡Eh! Aquí hay una", exclama Víctor Asensio, de cuclillas, mientras señala un agujero en uno de los muros.

El entorno del céntrico colegio ovetense está habitado por salamandras y todos los estudiantes cuidan de ellas. Si se encuentran una perdida, buscan la manera de devolverla a las zonas más húmedas y sombrías. "Suelen estar siempre en los agujeros y tratamos de no molestarlas", comenta Víctor Asensio.

Su presencia le viene estupendamente al profesorado cuando llegan al tema de los anfibios. Un momento que este año, además, coincidió con la proyección del documental sobre estos animales que ha financiado el Ayuntamiento. "A ver, ¿quién me dice lo que parece más curioso sobre las salamandras?", pregunta la profesora Begoña García. Sobre la pared, un montón de dibujos que los niños hicieron tras ver "Los dragones de Oviedo". Y en los pupitres otras tantas respuestas. "Son ovivíparas", interviene Patricia Menéndez para añadir que "ponen los huevos dentro de su barriga". Saben incluso por qué se llama dragones a estos animales. "En la antigüedad pensaban que el fuego no les afectaba porque se escondían en madera húmeda y cuando la tiraban a la hoguera salían corriendo", comentan. Sus conocimientos son una prueba de la efectividad de sacar la ciencia el jardín. Que se lo pregunten a Enol Flores quien mientras paseaba por el jardín alertó a sus compañeros de que había visto una lombriz para que no la pisasen: "¡Con cuidado! ¡Un anélido!".