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Irse de casa a los setenta años

Axuntase desarrolla en Asturias un proyecto de cooperativa de viviendas inspirado en modelos como el de Trabensol, en Madrid

Por la izquierda, Baudí Lozano, María Asunción Rodríguez Lasa, Paloma Rodríguez, Nieves Fernández y Miguel García. alba eguiluz

Lo llaman "cohousing" y es algo tan viejo, pero tan desaparecido en determinadas civilizaciones contemporáneas, como establecer comunidades en las que las personas puedan vivir juntas, con su parcela de intimidad, con zonas y servicios comunes. La novedad en este nuevo tipo de "comunas", por tirar del manido referente hippy, es la edad de las personas que lo impulsan. Son, en la mayoría de estos nuevos proyectos, personas mayores que al filo de su jubilación han empezado a pensar en prepararse para el día de mañana con la idea de vivir todos juntos, vendiendo la casa y lanzándose a una aventura colectiva marcada por la ayuda mutua y la solidaridad.

Eso contaba la semana pasada María Asunción Rodríguez Lasa un día antes de la celebración de los primeros encuentros sobre "cohousing" en el Auditorio de Oviedo que servirían para presentar el proyecto que ella y otras amigas han empezado a desarrollar en Asturias, inspiradas en modelos como Trabensol, de Madrid, referente nacional en estas iniciativas y también presente el pasado fin de semana en Oviedo.

El caso de Axuntase, que todavía no ha constituido la cooperativa pero que ya está buscando donde establecerse, la propuesta tiene la singularidad intergeneracional. Parte de personas mayores pero no quieren ser sólo los mayores de setenta los que compongan este proyecto. "La idea es incorporar a nuestros hijos, trataremos de que haya familias con niños".

Por ahora son 40 socios con edades que van de los 40 a los 73 años, y aunque el proyecto no ha tomado tierra en ninguna parte de la región, sí tienen claro en su cabeza cómo será, cuentan también Nieves Fernández y Miguel García, miembros de la asociación. "Bajo las ideas de sostenibilidad, autosuficiencia y solidaridad hemos organizado tres grupos de trabajo. Uno con sobre la filosofía del proyecto para analizar los valores, otro sobre bioconstrucción para estudiar el tipo de construcción (sostenible) que quieren desarrollar. El último, el jurídico-económico, diseñará los estatutos de la futura cooperativa de bienes y servicios. Pasar a ser uno de los cooperativistas de estas viviendas con servicios compartidos en común supone tener un uso, pero no una propiedad que se pueda vender. El derecho, eso sí, podrá heredarse.

Buscan ahora terrenos que comprar o que les ceda un Ayuntamiento. "Si lo hacen con clínicas oftalmológicas, ¿por qué no con una residencia cooperativista de ancianos?", se pregunta Miguel. Y a la pregunta de si esa dependencia no impediría blindar el proyecto, Rodríguez Lasa contesta, rápida "pero es que hay que desblindar la sociedad, una sociedad un poco mejor sería, precisamente, nuestra herencia generacional". A su lado, Paloma Rodríguez y Baudí Lozano, de Trabensol, con un proyecto que ya ha triunfado asienten cómplices.

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