El nuevo tramo de la senda verde recibió ayer un goteo constante de personas desde las nueve en punto de la mañana hasta las nueve de la noche. La mayoría fueron atraídas por "la novedad", y otras aprovecharon para hacer deporte e incluso completar los más de ocho kilómetros a Fuso de la Reina. Es más, hubo quien madrugó tanto que se encontró cerrada una de las bocas del túnel que une el entorno de Otero y Santo Domingo con el Parque de Invierno a eso de las nueve y diez. La segunda entrada para ser exactos. Los operarios municipales llegaron al poco con la llave y la antigua trinchera del tren quedó completamente abierta. Pero el goteo de la ampliación de la senda no fue únicamente el de los visitantes. También hubo agua.

"No para de caer de las paredes, hay un exceso de filtración que espero que no desemboque en humedades y charcos". José Álvarez entró ayer por primera vez en el túnel con su hijo David, de seis años, montado en bicicleta. Este vecino de Otero, ingeniero de minas, examinó al detalle los remates del corredor, en especial el sistema de canalización que hay a ambos lados, mientras su hijo aprendía a andar en bici. "Está claro que hay agua por el nivel freático de la zona (la profundidad del agua subterránea), la cuestión es que no vaya a más".

El exsenador del PP, Isidro Fernández Rozada, pasó corriendo suavemente a su lado. "Acabo de volver del funeral de Claudio González Junquera (naviero, antiguo presidente de la Cámara de Comercio de Gijón, concejal de ese Ayuntamiento y primer presidente de Alianza Popular en Asturias), me cambié y me dije: 'voy a conocer el túnel'". Rozada, que vive en la avenida Pedro Masaveu, es usuario habitual de la senda verde y suele llegar hasta el kilómetro cinco. "Me ha dado buena impresión, aunque creo que es importante que pongan las cámaras de vigilancia por la seguridad de la gente. Es un sitio que puede dar miedo".

Varias personas miraban de reojo las pintadas de la pared, más numerosas que el día de la inauguración. Hecho con aerosol negro, hay un número de teléfono, frases subidas de tono y el dibujo de un pene.

A unos metros, Maite Suárez y su marido, José Manuel Trashorras, comentaban sus primeras impresiones del trayecto. "Da la sensación de estar a medio terminar", observó la pareja cuando retomó la marcha hacia el Parque de Invierno.

"¿Ves?, ya vemos la luz. Allí está el parque". Julio Álvarez le explicó a su hijo Íñigo, de 14 años, el punto exacto por el que estaban caminando. El chaval estaba entusiasmado con la posibilidad de ampliar sus rutas en bici. "Suelo ir a Fuso desde el Campo de los Patos, donde vivimos, y ahora lo tendré más fácil".

Ya en la salida al Parque de Invierno, junto a las piscinas, Pilar Martínez se paró un momento a contemplar el paisaje. "Entré por Otero y sentí mucho frío y oscuridad hasta salir al parque, es un trayecto que sorprende bastante", comentó casi a modo de reflexión en voz alta.

También hay quien ha jurado que no atravesará jamás el túnel. Es el caso de Teresa Martín, la portavoz de la Asociación de Vecinos de San Lázaro, que teme por su seguridad. "Iba a ir el día de la inauguración con más gente, pero el Ayuntamiento no tuvo la delicadeza de avisarnos. Ahora sí que ya no paso".