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Una posible solución al agujero de la entrada a la ciudad por la "Y"

Los ovetenses esperan que el proyecto "se cumpla" y cree empleo

Los ovetenses esperan que el proyecto "se cumpla" y cree empleo

Los detalles del proyecto que desveló este periódico generaron durante la mañana de ayer debate en la zona de la parcela del Vasco, muy concurrida al celebrarse el mercado que cada mes organizan los hosteleros de Gascona. Para integrarse en el entorno del Bulevar de la Sidra, el proyecto prevé una gran fachada vegetal con especies autóctonas y salvar así la diferencia de cota.

Los ovetenses parecen haberse acostumbrado al solar a medio construir y ven las tres torres edificadas como cascarones abandonados a su suerte. Los más preocupados son los residentes del entorno, desde Víctor Chávarri hasta la Noceda, pasando por Indalecio Prieto o Martínez Vigil porque han sufrido las molestias de unas obras intermitentes. Todos aprueban el proyecto urbanístico de la promotora, aunque muestran recelo sobre si llegará a hacerse.

Javier Arce, de 47 años, destaca el parque y la fachada vegetal. "En Oviedo faltan zonas verdes y sobran centros comerciales, así que espero que el Vasco tenga su parque". Francisco Fernández, de 70 años, prefiere ver el proyecto en su totalidad y no centrarse en los detalles: "Estas tres torres son el reflejo del fracaso urbanístico, pero el proyecto nuevo representa ilusión para la ciudad".

Algo menos positiva es Isabel Vázquez, de 46 años, y que además de vivir en Oviedo pasa bastante tiempo junto a la parcela del Vasco porque instala regularmente un puesto de artesanía en el mercado de Gascona, justo al lado. "Tengo miedo que las tiendas nuevas acaben cerrando como pasa en otros centros comerciales". Sin embargo, cree que es posible que genere empleo. Coincide con ella Begoña Bueno, de 41 años: "La mejor noticia para Oviedo es que el complejo dará trabajo".

En las filas de la incredulidad hay muchos vecinos. Eduardo Ramírez, de 55 años, cree saber lo que va a pasar. "Vivo en Oviedo desde hace diez años y esto ya estaba en obras, tiene pinta de que el proyecto se alargue otros diez". Algo parecido opina Carmen Alonso, de 73 años, que además es concisa: "Las obras nos tienen negros a los vecinos porque parecen el cuento de la buena pipa".

También hay quien pone en una balanza los pros y los contras que le afectarán a nivel personal. Santiago Rivero, de 74 años, asegura que "los edificios nuevos taparán las vistas de mi casa, que veo hasta la Catedral, pero quiero que los hagan porque es la obra de nunca acabar". También muy pragmática, Inés García, de 40 años, sentencia: "Suena todo muy bonito sobre el papel, pero hay que verlo acabado, que se cumpla tal y como lo han anunciado".

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