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El Novo Mier, a la conquista del espacio

El "Space Camp" del colegio acoge cada viernes una actividad extraescolar en la que doce niños estudian el universo con dispositivos de realidad virtual y aumentada

Una fotografía real se proyecta en la pantalla de un móvil al enfocar un mural escolar. LUISMA MURIAS

Inés Fernández se tambalea un poco mientras mueve la cabeza para echar un vistazo por la estación espacial. "Estoy como en una nave", destaca la niña. Gira un poco más el cuello. "Mira, ahí está el portátil", dice señalando a un pupitre vacío de una de las aulas del colegio Lorenzo Novo Mier (el Milán). Lleva puestas unas gafas de realidad virtual que la transportan más allá de los límites de la Tierra y la convierten en una astronauta en prácticas. Éste es uno de los dispositivos que se utilizan en el "Space Camp", promovido por la AMPA y que cada viernes por la tarde se celebra en el centro.

"Es una actividad extraescolar para acercar la ciencia espacial al aula", destaca Pelayo Melón, monitor y gerente de Extraescolaria. "Estudiamos el universo. Ahora estamos trabajando el tema de los satélites y el sistema solar", añade Martín Lafuente, uno de los asistentes. Lo hacen de varias formas. Con juegos y actividades, como la creación de murales que parecen convencionales hasta que se enfoca alguno de los planetas dibujados con la cámara del teléfono. Es entonces cuando en la pantalla se proyecta una foto real del astro que permite que los alumnos, de entre 7 y 10 años, hagan un estudio más apropiado de Júpiter, por ejemplo. Si los niños sujetan una de las tarjetas de realidad aumentada, además, pueden ver en la tablet (o la televisión si la conectan al dispositivo móvil) el sistema solar o el despegue de una misión espacial. Además, han colaborado ya en proyectos internacionales. Más de 20.000 niños de 21 países distintos enviaron sus coordenadas a la estación espacial para que hiciese una foto desde el espacio exterior. Entre ellos, los alumnos del Lorenzo Novo Mier, que la tienen enmarcada y colgada en uno de los pasillos del colegio.

Han realizado también una simulación de los efectos que tendría el impacto de un meteorito de 800 metros de diámetro en Oviedo. El resultado fue un cráter de más de 150 kilómetros que dejó a los niños boquiabiertos. A finales de diciembre o principios de enero, en función de la velocidad a la que avance el temario, realizarán la construcción y lanzamiento de cohetes de agua en el patio. "Pondremos un poco a prueba todo lo que hemos aprendido", destaca Pelayo Melón, que apunta que otra de las grandes citas tendrá lugar en mayo: una visita al centro NASA de Madrid, al que acudirán también los niños del colegio El Vallín de Piedras Blancas. Pero la actividad es más que estrellas y cometas. Educa también en valores. "Cuando tenga 50 puntos me dejan las gafas de realidad virtual", cuenta el pequeño Illán Mañana. Portarse bien, prestar atención y acertar preguntas, sus herramientas para lograr el gran premio.

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