"Dori" ya tiene quien la quiera. Una agrupación animalista ha adoptado a la cabra que apareció hace quince días atada con fuerza a una farola de la avenida de Torrelavega a punto de morir y que hasta ahora permanecía en el albergue municipal de animales, en La Bolgachina. Miembros de la Asociación Nacional de Animales con Derechos y Libertad (Anadel) la recogieron ayer por la mañana y pusieron rumbo a una granja de Madrid, o como ellos lo llaman, el santuario "Wings of heart" ("Alas de corazón"). Esperan que "Dori" sea feliz en un lugar seguro destinado a dar una vida digna a los animales de granja que no tienen cabida en la mayoría de los refugios.
"A simple vista está en buen estado, aunque bastante nerviosa. Le proporcionamos paja y comida para que se sintiera bien durante el viaje". Elena López llevó la voz cantante en el proceso de adopción de "Dori", que ayer culminó con el transporte en un remolque grande adaptado a sus necesidades. Elena llamó a la Bolgachina a los pocos días de que la Policía Local liberase a la cabra en la avenida de Torrelavega. Pese a que el dueño fue localizado y dijo que alguien se la había robado, finalmente llevaron al animal al albergue municipal.
La representante de Anadel solicitó los permisos necesarios para la adopción y el traslado a Madrid; desde la guía de viaje de ganadería emitida por la oficina comarcal agraria de Pola de Siero, hasta el crotal (el pendiente de plástico que sirve para identificar a los animales). Con todo en regla, "Dori" partió a su santuario de la capital acompañada por los Aviadores por la paz, otro grupo en defensa de los animales.
Según la dirección del albergue de la Bolgachina, hubo dos peticiones para adoptar a "Dori". La de Anadel y de la un particular, y se respetó el orden de demanda. A ambos les conmovió la historia de la cabra y querían impedir que volviera a sufrir un acto vandálico. Elena López, además, cree que el albergue municipal no es el mejor sitio para "Dori". A su juicio, "funciona como un núcleo zoológico para perros y gatos" y no entiende por qué el Ayuntamiento permite que acoja otro tipo de animales.
El aviso que recibió la Policía Local el 24 de noviembre fue uno de los más inusuales del año, el interlocutor dijo que había una cabra "colgando en plena calle". En realidad no estaba colgando, sino amarrada a una farola y lo que no se ha sabido es quién o quienes lo hicieron, ni por qué.
