En la traca final, después de tres horas de música yeyé, rock'n'roll de los sesenta y baladas de las de antes para bailar agarrados, el músico Niti Colsa (sesenta años de carrera) puso en pie al auditorio Príncipe Felipe de Oviedo en un homenaje que trascendió su figura y supuso la celebración de varias generaciones de música y músicos, los "años buenos" de los grandes conjuntos.

La celebración final fue un "Asturias, patria querida" que Colsa entonó rodeado de todos esos amigos músicos que habían protagonizado la velada. Antes, el público ya había vivido uno de los grandes momentos de la noche cuando el homenajeado interpretó una de las favoritas de su repertorio, "Delilah", de Tom Jones. El otro regalo había sido "New York, New York" y la alternativa que le brindó a un sobrino suyo para que saliera a cantar.

Antes de la actuación del homenajeado, habían pasado por el escenario de la sala principal del Auditorio, presentados por David Serna, Daniel Rodríguez y Paula Blanco, hasta 19 grupos. El festival de homenaje a Niti Colsa se anunciaba con un sugerente "vuelve el guateque" y se comprobó, en el público y encima del escenario, de que si fuera por los allí convocados el guateque había vuelto, efectivamente, pero para quedarse.

Algunos, como el cantante Julio Ramos, descartaron la nostalgia e hicieron un llamamiento a disfrutar del aquí y ahora. El Auditorio no era una máquina del tiempo, pero el público se reencontró con sus canciones, sus músicos y sus cadencias de siempre, y buena parte de las formaciones que pasaron por encima del escenario repetían al acabar las dos canciones de rigor que aquello "había que repetirlo". También lo dijo Niti Colsa antes de que Rosa María Lobo y Julia Díaz, de la asociación cultural "Carlos Jeannot", le entregaran sendos regalos.

Pero con o sin repetición, lo cierto es que el maratón de bandas de los sesenta y los setenta que se pudieron ver ayer en el Auditorio quedará inmortalizado en un documental que sumará al concierto entrevistas y reportajes sobre la generación de los "picú" y las "gramolas", como recordaron algunos de los participantes durante sus actuaciones.

Con algo de retraso en el horario previsto, el homenaje a Niti Colsa no dio respiro, y las bandas se fueron sucediendo para mostrar, también, la gran variedad cromática que en términos musicales dejaron los años dorados del pop y del rock en Asturias. "Los Galgos", "Rubinsound", "Los Tiger" y "Los Linces" protagonizaron la primera tanda. Ésta última banda, una de las que ya inició hace años el viaje de vuelta a los escenarios, dedicó una de sus dos interpretaciones, "She's a woman", de "Los Beatles", a Manolo Díaz, que desde Miami hizo prometer al conjunto que la tocarían en el homenaje a Colsa. Tras ellos subieron otros grandes clásicos de la escena, los "Pioneros Stukas", comandados por el incombustible Carlos Martagón y sus éxitos inmortales "Hazañas bélicas" y "Atrapado".

Probablemente había ganas de mover las caderas, y al menos hubo palmas entre un público donde también estaban representantes de todas las generaciones salidas de estas familias de músicos, desde el alcalde, Wenceslao López, a los nietos del bajista de una de las bandas invitadas.

Siguieron sonando temas americanos, españoles, franceses e italianos, varias de la "Creedence", y por el escenario continuó el peregrinaje de bandas y estilos, algunas con parte de la formación ya regenerada y otras con casi toda la plantilla inicial: "Los Enigmáticos", "Los Ciclones", "The Students", "Deep Sounds", "Los de Siempre", "Tharisman", "Los Surcos", Rosa María Lobo, Juan Ignacio Díaz y "Los Juniors", una de las bandas más potentes salidas de Oviedo en aquellos años, capaz de volver a sobrecoger con su versión de "La casa del sol naciente" y en la que dos generaciones, de Eusebio Tuya a su hijo Héctor Tuya, se dan la mano.

Una noche, de eso no hubo duda, para el recuerdo.