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La Corredoria

La casa sigue siendo una ruina

Los vecinos de un edificio de La Corredoria esperan desde 2015 a que los constructores reparen las deficiencias del inmueble

Elena Alonso muestra, ayer, el agujero que tiene en el techo de su habitación. JULIÁN RUS

Los vecinos del número 6 de la calle Maestro Don Marciano -un edificio situado en la ladera del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA)- se las prometían muy felices cuando un juez condenó a todos los agentes que participaron en la construcción de sus viviendas a subsanar los fallos que fueron apareciendo en el inmueble desde el año 2012, casi en el mismo momento en el que les entregaron las llaves. Pensaban que la sentencia del magistrado iba a servir para acabar con las humedades, con las grietas y con el insoportable zumbido de unos sistemas de extracción "que no cumple la normativa", pero nada más lejos de la realidad. A día de hoy, trece meses después del fallo judicial, la sentencia aún no se ha ejecutado y las deficiencias siguen siendo el vecino más incómodo del edificio.

"El juez nos dio la razón en noviembre del 2015 condenando al arquitecto, al aparejador y a la promotora, pero aquí no aparece nadie a arreglar los desperfectos y ya llevamos cuatro años de lucha", explica Elena Alonso, que vive en uno de los áticos, las viviendas más afectadas. "Tengo un agujero en el techo de la habitación desde pocos meses después de estrenar el piso y el agua cae a borbotones", relata mientras coloca el caldero que tiene debajo del boquete y exprime las esponjas que tiene colocadas en su interior para tratar de contener el flujo. "Esto tengo que hacerlo todos los días unas cuantas veces", señala.

La odisea comenzó bien pronto. El edificio en el que reside Alonso formaba parte de una promoción que constaba de dos torres que iban a entregarse a la vez, pero una de ellas quedó paralizada y aún se encuentra sin habitar. "Ahora la ha cogido otra constructora, pero estuvo mucho tiempo parada. En el solar había un pozo y una tubería sin conectar a la traída general que fue la que nos causó los primeros problemas", afirma Pablo García, otro de los vecinos afectados. Según la versión de los denunciantes, las deficiencias en la obra parada provocaron serias inundaciones en su edificio. "Nos estropearon todo lo que teníamos en los trasteros. Yo, por ejemplo, tenía hasta un ordenador", subraya García.

Pero eso sólo fue el comienzo. Después llegaron las filtraciones en los garajes, las grietas en parte de su estructura, el levantamiento de baldosas en los suelos y terrazas... "Cada vez aparece algo nuevo y aquí nadie arregla nada", subrayan los vecinos, que exigen una "inmediata" aplicación de la sentencia, "para poder vivir tranquilos".

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