Manualidades, bailes, parchís, fútbol, baloncesto y otras carreras por el patio al sol del invierno. El cole en Navidad es otra cosa. Varios centros escolares han abierto ocho días estas vacaciones para favorecer la conciliación familiar y 297 escolares han acudido a las aulas. Y lo han hecho de muy buen grado. Ayer fue el último día del programa "Navidades mágicas" y cuando los críos regresen a las aulas lo harán ya para afrontar sus clases ordinarias, pero con ciertas reticencias. Conchita Pedregal, que se encarga de coordinar el equipo de cuatro monitoras que ha trabajado con 32 alumnos de Infantil y Primaria en el colegio público Fozaneldi, comentó que sus pupilos han pedido a sus padres que les dejen quedarse todo el curso: "'Mamá, a mí no me vuelvas a llevar al normal, quiero ir siempre al otro cole' (ríe). Eso es lo que les dicen. Vienen encantados".

Conchita Pedregal, no obstante, puntualiza que les hablaron a los niños de que ésta es una situación diferente. "Les explicamos que este colegio es para jugar y hacer las actividades mientras papá y mamá trabajan". La coordinadora de Fozaneldi añade que la apertura de puertas se realizó a las nueve de la mañana y que se dejaba media hora de libertad a los niños, que iban llegando poco a poco. Debido a que no hubo suficientes solicitudes, en el centro no se dieron desayunos, como en otros colegios participantes en el programa (Baudilio Arce, La Ería, Lorenzo Novo Mier, Ventanielles, Parque Infantil y Poeta Ángel González). En torno a las 9.30 horas los niños se reunían en grupos para participar cada día en juegos con el objeto de conocerse y trabar amistad. "Muchos no se conocen porque vienen de colegios distintos". Luego llegaba el turno de las actividades dirigidas, entre las que las manualidades jugaron un papel protagonista. Y las Navidades también. Con materiales reciclados -"los utilizamos mucho", dicen las monitoras- los niños fabricaron muñecos de los Reyes Magos. Y realizaron además postales y dibujos de, entre otros, el reno "Rudolph". Luego llegaba la hora del tentempié, y más tarde, gracias al buen tiempo del periodo navideño, los juegos en el patio. A las dos de la tarde terminaba la jornada de las monitoras, pero los niños podían quedarse tras la comida hasta las cuatro, bajo la atención del personal de la empresa de catering.

"Tardaríamos unas dos horas en preparar la coreografía", explicó ayer Elías González, de 10 años, tras terminar de bailar dentro de las instalaciones del colegio con otros seis compañeros. Elías confesó que en Navidad le gusta más venir al cole porque "es mucho más divertido". Los padres también valoraron de forma "muy positiva" el programa. Así se desprende de una encuesta que ha realizado Motiva Actividades, que destinó 29 monitores a las labores de cuidado de los niños. "Les da mucha tranquilidad porque saben que dejan a los niños con profesionales y que van a estar haciendo actividades de ocio y tiempo libre y lo van a pasar bien", destacó ayer Elvira Gutiérrez, coordinadora de la empresa que presta el servicio.

Una confianza que se nota a la hora de recibir las solicitudes, ya que la mayoría repiten y en el programa participan muchos estudiantes que acuden con sus hermanos. "La mayoría son veteranos, empezaron cuando tenían 3 años y han ido repitiendo", resaltó Conchita Pedregal en la clausura de unas Navidades escolares plagadas de juegos y nuevos amigos.