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"Los líos los arman siempre los mismos"

La comunidad educativa del Instituto de La Corredoria aplaude la calidad de la enseñanza y señala a un grupo reducido de alumnos como los causantes de los problemas de convivencia

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Instituto de La Corredoria, Oviedo

"Los líos los arman siempre los mismos. ¿De qué vale que los expulsen cinco días si al sexto vuelven para hacer lo mismo?". A escasos metros de la puerta de entrada del Instituto de La Corredoria, la madre de dos chicos que estudian en el centro resumía ayer la opinión de los padres y vecinos del barrio. Asegura, de hecho, que su propio hijo ha llegado a sufrir situaciones de marginación. El pasado sábado, la familia de una alumna de 14 años denunció los constantes insultos referidos a su figura que soportaba la adolescente. Una situación de ansiedad que comenzó el curso pasado y la llevó a realizarse cortes en los antebrazos. La anterior directora del centro, además, destacó en abril de 2016, ante el consejo escolar municipal, que el número de expulsiones llegaba a las 50 y que diez alumnos se encontraban bajo la lupa de la Fiscalía de Menores. La memoria de final del curso pasado y el reglamento de régimen interior completaron la descripción de un panorama que complica la convivencia en el centro. Se trabajaba en 10 casos de supuesto escolar y en las instalaciones se registraron varios robos e incautaciones de armas blancas.

La situación es delicada y preocupante. Por eso los alumnos, padres y vecinos, que coinciden en que son los estudiantes más problemáticos quienes provocan la mayor parte de las situaciones disruptivas, prefieren permanecer en el anonimato. "Estoy encantado con el instituto, el profesorado y la evolución de mi hija", destaca un padre, tras realizar unas gestiones en secretaría. Resalta que "el cien por cien de los alumnos de la sección bilingüe que se presentan a la prueba de acceso a la Universidad la pasan". Y señala que los problemas del centro, en el que se ha visto "varias veces a la Policía Local", "vienen de fuera, de la casa de cada uno". Pide, además, que no se estigmatice al centro: "No es el causante".

"La niña empezó este año, viene muy contenta y saca muy buenas notas", apunta otra madre en el aparcamiento. Sin embargo, uno de sus compañeros se dirige a los profesores en tono despectivo: "Los otros críos no tienen porque aguantar eso. Mi hija no escucha en casa ese tipo de comentarios". A las puertas del instituto se encuentra también una antigua alumna, que asistió al centro el curso pasado y este año estudia FP en otro lugar. "Hay casos de acoso escolar", asegura, y precisa que en muchas ocasiones las víctimas se callan por miedo a las represalias. Señala, como el resto, que detrás de este tipo de situaciones se encuentran "unos poco alumnos".

Uno de los estudiantes del propio instituto, sin embargo, niega conocer caso alguno. "Mis hijos no han tenido ningún problema", señala su padre, a su lado. No muy lejos, otra madre espera la salida su hija, que este año ha comenzado Secundaria. En lo que va de curso ha presenciado ya dos peleas entre alumnos a la salida de clase. En consecuencia, "la llevo y la traigo cada día".

Por su parte, la presidenta del AMPA, Sonia Gavela, explica que "los alumnos no nos transmiten que sea un problema general" y Jesús García Peón, de la Asociación de Participación Vecinal de la Corredoria (Asparve), argumenta que los altercados no se extienden hacia el barrio. "Existen chavales, como en otros lugares, que van obligados", señala, para después apuntar que ayudas a las familias como el salario social no solo deberían estar condicionadas a que los alumnos fuesen a clase: "También deberían estar vinculadas a su comportamiento". Pero en las calles, dice, "no hay problemas entre chicos y tampoco pandillas".

En una de las cafeterías cercanas, un vecino secunda que la conflictividad no se propaga: "Los chicos pasan por aquí en grupos, charlando, pero no van haciendo gamberradas".

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