"Ves 300 comentarios negativos sobre tu negocio y te hundes, luego optas por aclarar lo que ha pasado y por último esperas que impere el sentido común. No queda otra". José Luis Álvarez Almeida, propietario junto a su familia del restaurante Latores y presidente de Hostelería y Turismo de Asturias (OTEA), está harto de hablar y de que le hablen del anisakis. Este parásito que infecta a los peces y puede provocar problemas digestivos y graves reacciones alérgicas a los humanos en caso de consumirlo accidentalmente, apareció vivo y coleando en una ración de pixín servida en la cena de Nochevieja del local de Latores. Doce días después, un vídeo grabado por un comensal en el que se ve perfectamente al organismo -que es similar a una lombriz- moviéndose en un rape poco hecho, acumula miles de reproducciones y otras tantas críticas en las redes sociales. Además, la difusión de las imágenes, lejos de disminuir, se multiplica. El caso ha abierto un debate en la sociedad. Mientras los usuarios de internet dan su opinión en las plataformas digitales, a los hosteleros se les indigestan las redes y piden mayor control sobre sus contenidos.

Los expertos del mundo digital aconsejan hacer oídos sordos a las críticas vertidas en facebook, twitter o trip advisor. El objetivo es evitar la propagación de la información, o lo que es lo mismo, el efecto "Barbara Streisand", que recibe este nombre desde que la actriz y cantante estadounidense denunció a una editorial por publicar una fotografía de su casa haciéndola fácilmente localizable. Streisand logró lo contrario y miles de personas se pasearon y fotografiaron delante de su vivienda atraídas por la denuncia.

Rubén Llames, que imparte en la Cámara de Comercio de Gijón un máster de gestión de redes sociales, cree que la estrategia seguida por los propietarios del restaurante de Latores después del incidente del anisakis no fue la correcta. Publicaron un comunicado en su facebook admitiendo los hechos, pero matizando que el cliente les sometió a un chantaje (según ellos, les advirtió que haría público el vídeo en las redes sociales si no le devolvían el importe de la cena de las nueve personas de su mesa, que ascendía a 990 euros). Además difundieron una comida celebrada en Latores a la que asistió un centenar de amigos y colegas para defender el buen hacer del establecimiento.

"Pusieron el foco en el restaurante y en el anisakis". Para Llames, es necesario saber que "las redes sociales no olvidan" y que los datos más compartidos en la web son los primeros que salen en el buscador. Por eso, es muy difícil limpiar la reputación de un local, sea un restaurante o un hotel, con otra información del mismo establecimiento aunque sea de tipo positivo. Sólo existe un caso registrado en España. La chef Rebeca Hernández contestó a una crítica en trip advisor sobre su restaurante "La Berenjena" (en Madrid) y se ganó el aplauso de los usuarios. Un cliente insinuó que el ambiente del local era únicamente homosexual, por lo que la propietaria le llamó homófobo y le pidió que no volviera por allí.

La comensal que pidió el pixín en Latores prefiere ocultar su identidad, pero se defiende de las acusaciones de los dueños de Latores: "No soy ninguna chantajista y estoy estudiando acciones legales con mi abogado". Preguntada sobre si fue ella la que se encargó de difundir el vídeo del anisakis, prefiere no responder.

El Ayuntamiento ha querido llamar a la calma a la población. La concejal de Consumo y Salud Pública, Mercedes Fernández, afirma que no se ha registrado ninguna denuncia por parásito anisakis en Oviedo y que el municipio controla especialmente la calidad de los menús de los colegios ovetenses.