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Amparo Díaz: "El flamenco es un baile difícil que requiere mucha concentración"

Socia de la peña, colabora a través de la academia de baile que regenta en Oviedo

Amparo Díaz Fruela. luisma murias

Amparo Díaz Fruela es socia de la peña Enrique Morente y colabora con las clases de flamenco a través de la academia de baile que regenta en Oviedo. "Me hice socia cuando se hizo la primera feria de abril", cuenta. "El flamenco me gusta desde hace muchos años. Yo empecé a trabajar en una academia de Oviedo en la que se daba clásico, clásico español y flamenco, y poco a poco me fui metiendo en ello. Cuando abrí mi propia academia, este género no podía faltar".

Una vez a la semana, la profesora Cristina García enseña a sus alumnas los secretos del flamenco en el tablao de la peña. "Es un baile muy difícil, para ejecutarlo bien se necesita una buena base de clásico". Y es que acompasar la postura corporal y la música exige concentración y muchas horas de preparación. "No sólo se baila bien flamenco en el sur, lo que pasa es que allí la gente se lanza sin ninguna vergüenza", asegura Cristina García.

La escuchan sus alumnas Loli Martínez, Soledad González y Servita Acero. "Bailar sevillanas es complicado. No es suficiente saber los pasos, porque hay que coordinar todo el cuerpo", argumenta Servita Acero. "Empezamos bailando sevillanas, pero ahora estamos aprendiendo flamenco. Hay gente que le gusta más un estilo que otro, pero yo quiero probarlo todo porque una vez que empiezas te entra el gusanillo", puntualiza Soledad González. Cuando empieza la clase, el tablao de la peña cobra vida con el taconeo y las palmas de alumnas y profesora. "Una vez que dominas el estilo vas avanzando día a día, pero nunca tendremos el aire del sur", cuenta Loli Martínez.

"El flamenco es un baile muy completo porque se mueve todo el cuerpo. Yo no me atrevo a practicarlo, aunque conozco todos los estilos y sé perfectamente cuándo se está ejecutando bien o mal", enfatiza Amparo Díaz Fruela. "En Asturias hay muy buena cantera y sería posible lanzar alguna carrera si hubiera ayudas, por ejemplo del Ayuntamiento", argumenta. "Aquí no hay conservatorio y las clases de baile no están al alcance de todo el mundo", añade.

El flamenco y las sevillanas experimentaron un impulso en las academias hace unos años. "Ahora todos quieren hacer zumba y piletas", explica Amparo Díaz.

En la historia del flamenco hay grandes bailaores, pero por el momento en Oviedo ningún hombre se ha animado a sumarse a las clases. "Si supieran los beneficios que tiene, sin duda vendrían", resalta Cristina García. "Los padres en casa no animan a los niños y parece que a los adultos les da cierta vergüenza reconocer que van a clase de baile", apunta Amparo Díaz.

Las clases en la peña son un complemento más a las actividades de la academia. Y, sin necesidad de moverse de la sede del barrio de Villafría, permiten viajar hasta la esencia del sur de España a golpe de tacón y palmas.

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