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El flamenco lucha por recuperar la gloria

La peña ovetense Enrique Morente, que alcanzó su esplendor con 375 socios, sobrevive con medio centenar de incondicionales l "La crisis nos enganchó y este género es caro"

El flamenco lucha por recuperar su gloria

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El flamenco lucha por recuperar su gloria Amor Domínguez

Una imagen del "maestro" preside la entrada a la sede de la peña flamenca Enrique Morente. En la fachada del local, ubicado en la calle Villafría de Oviedo, también luce el nombre del cantaor granadino. "Somos la única asociación de toda España que está dedicada a Enrique Morente. Ni siquiera en su localidad natal hay una peña con su nombre", asegura el presidente, Guillermo Pérez de Castro.

Las fotos que llenan paredes y archivos testimonian una historia que arranca en 1984. Gabino de Lorenzo, quien más tarde sería alcalde de Oviedo, conoció a Enrique Morente en Elche y le propuso poner su nombre a la peña flamenca que quería impulsar en la ciudad. El cantaor, que por entonces ya empezaba a investigar a Miguel Hernández o a Lorca, aceptó. De esto hace casi 33 años. Hoy, la única peña flamenca que existe en Asturias intenta sacudirse la crisis sufrida en los últimos años con pocos medios pero con el apoyo de unos cuantos aficionados entusiastas.

"Llegamos a ser 375 socios en 1988", cuenta su presidente. Era la asociación más potente de todo el país. "La peña era admirada por todos los profesionales y artistas flamencos debido a la frecuencia de las actividades y a la categoría de los intérpretes invitados que viajaban a Oviedo", detalla Guillermo Pérez de Castro. La buena salud económica que aportaban las cuotas de los socios permitía desarrollar actividades todos los meses. "Todo lo hacíamos con las aportaciones de los particulares. Hace años tuvimos un convenio con el Ayuntamiento de Oviedo y organizábamos, por ejemplo, una misa flamenca en la Catedral, un concierto de saetas flamencas en Semana Santa y un recital de villancicos. Además, durante dos años pusimos en marcha la feria de abril de Oviedo, algo que no se había hecho nunca".

Con la crisis la situación cambió. Los socios comenzaron a darse de baja: hoy son 51. "No podíamos seguir haciendo todo, porque hay que pagar viajes y cachés", detalla el presidente de la peña , que añade: "Siempre dije que prefería un centenar de asociados auténticos, porque al principio mucha gente se apuntó por compromiso. Al final, la crisis nos enganchó a todos, fuimos perdiendo asociados mes a mes, y hoy hacemos las actividades que podemos".

"Ya quisieran muchas ciudades de Andalucía tener la afición al flamenco que llegamos a tener aquí en Asturias", apunta Pepín Salazar, socio de la peña y toda una institución en el mundo del flamenco. "Nos hemos quedado solos, los eventos que hace la peña son los únicos que mantienen el fuego flamenco en la región", lamenta el artista.

"No hace falta tener vínculos con el sur para engancharse al flamenco", defiende Ángel Pita, secretario de la peña: "A mí no me gustaba el flamenco, pero un día me invitaron a una velada en una peña de Granada y al oírlo en vivo comencé a aficionarme. Al principio, te llama la atención sólo una canción o un ritmo, pero luego acabas distinguiendo todos los palos. Hay que escuchar muchas horas para acostumbrar el oído. Yo recomiendo empezar por un flamenco fácil que te diga algo".

"En mi caso, la afición vino de la mano de mi padre, que era el que escuchaba flamenco en casa porque le gustaban los fandangos", relata Guillermo Pérez de Castro. "Cuando tenía 10 ó 12 años me llevaron al antiguo Teatro Principado de Oviedo a ver un espectáculo: eran Manolo Caracol y Lola Flores. Años después, cuando ya trabajaba en Radio Oviedo, cogí al azar un disco y volví a encontrarme con Manolo Caracol. A partir de entonces, empecé a descubrir a todos los artistas y enganché también a mi familia. Antes no querían oír flamenco en el coche, ahora se extrañan si no lo pongo", bromea.

El actual presidente de la peña llegó a la asociación cuando ya llevaba dos años funcionando: "Me enteré de que existía porque trabajaba en la radio con Rita Mari, la mujer de Gabino de Lorenzo. Un día me invitó a un espectáculo y fuimos a una velada que se hacía en un local del barrio de Otero que tenía un tablao flamenco". Actualmente, el socio mayor de la peña tiene 77 años, y la más joven, 37.

León, Santander o Bilbao son algunas de las comunidades del norte que también tienen peñas flamencas. "Hay una diferencia entre las peñas que hay en Andalucía y la nuestra. Allí lo tienen todo y con 50 euros de cuota al año pueden hacer varias actividades. Nosotros llevamos 15 años cobrando 15 euros mensuales y no nos atrevemos a subir las cuotas porque tenemos miedo a que se vaya más gente", recalca Guillermo Pérez de Castro.

Hasta la fecha, han pasado por la peña un centenar de cantaores, más de 60 guitarristas y una treintena larga de bailaores. "Las últimas veladas las organizamos antes de Navidad. Hacemos una velada cada tres meses. Cuando recaudamos el dinero suficiente montamos una velada para los socios". Además, en la peña hay clases de flamenco y de guitarra con Pepín Salazar.

Con los artistas han cambiado mucho las cosas, aseguran el presidente y el secretario. "Se subieron a la parra con el caché y ya no querían venir a las peñas flamencas. Aquí el público entiende y se exige más calidad, pero ellos prefieren actuar en la plaza de cualquier lugar de España porque cobran cinco o seis veces más, aunque en los últimos años ellos también han tenido que ajustar precios", explican.

"Se está perdiendo la esencia de los artistas del flamenco. Hace poco estuve en Madrid y los pocos tablaos que quedan organizan espectáculos sólo para los turistas", indica Pepín Salazar". Y añade: "Ahora, con la crisis, los artistas ya no vienen porque antes poníamos el precio nosotros y ahora lo pone la empresa".

El mejor momento histórico de la peña fue entregar a Enrique Morente la insignia de oro en 2009, coincidiendo con los actos organizados con motivo de las bodas de plata de la asociación. "Enrique era la persona más amable y más cariñosa que te puedas encontrar. Presentamos su candidatura a los Premios Princesa de Asturias, pero hacía pocos años que se lo habían dado a Paco de Lucía y la propuesta no llegó a prosperar. Él ya era Premio Nacional de la Música, y al principio se resistió a la iniciativa, pero agradeció el gesto toda la vida", detalla Pérez de Castro.

"Era un hombre de pocas palabras y muy generoso. Siempre estaba pendiente de todo. Yo lo conocí en Granada, en la peña de la Platería. Vivía muy cerca y le dijeron que estaban de visita unos socios de su peña asturiana, no se lo pensó dos veces y se acercó a conocernos. Pasó toda la noche con nosotros en la velada y el ágape, y eso que al principio el portero no le dejaba entrar porque no era socio y no lo reconoció", recuerda.

Precisamente la primera actuación en público de Estrella Morente, hija del maestro, fue en Asturias de la mano de la peña flamenca. "Enrique Morente actuaba en Oviedo y le propusimos que trajera a su hija. Estrella tenía entonces 18 años y nadie la conocía, porque estaba empezando. Vino arropada por toda su familia e hizo la actuación a su gusto. Cantó muy bien porque tiene una voz muy dulce. Ahora hace cosas en la línea de su padre, pero entonces era flamenco puro y duro", afirma el presidente.

La afición al flamenco en Asturias se pone de manifiesto en las cifras de asistencia a los espectáculos. "En los actos del 25º aniversario organizamos un ciclo de conferencias con cante, y la sala se llenaba. Aquí vino el Falo, que es un cantaor de Oviedo, el bailaor Joaquín Ruiz, también de origen asturiano, y Serranito, uno de los grandes tocaores de la época junto a Paco de Lucía, que siempre pasaba las vacaciones con su abuela en Oviedo".

En un futuro inmediato, la junta directiva de la peña quiere dar a conocer sus actividades para impulsar el número de socios y evitar que se pierda el patrimonio que se ha generado en todos estos años. "Los que quieran unirse a nosotros pueden venir a ver una de nuestras veladas y escuchar flamenco en vivo". En la página de facebook tienen todas las actividades que llevan a cabo y también un correo electrónico para responder a cualquier duda: wilipdc@hotmail.com.

En el flamenco, dicen, hay relevo generacional, pero faltan artistas de la talla de Enrique Morente. "Su hija Estrella, Miguel Poveda o Carmen Linares son nombres muy grandes, pero no hay que olvidar a los que estuvieron antes", señalan los promotores ovetenses de un género que busca volver a la gloria de antaño.

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