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El consultorio oriental

Ante la fiebre, racionalidad

Los pediatras aconsejan mantener un ambiente térmico templado y ventilado, retirar el exceso de ropa de vestiry de cama y ofrecer líquidos al niño

Qué hacer ante un niño con fiebre es una pregunta que se formulan muchas familias en esta época del año. "Es el motivo de consulta más frecuente en urgencias pediátricas y el segundo en Atención Primaria. Es un síntoma que causa gran preocupación entre los padres", explica la pediatra Covadonga Tomé. También aclara que la fiebre es "una respuesta del organismo y no una amenaza en sí misma". No tiene efectos nocivos, "a parte de la sensación de malestar que le pueda producir al niño", señala.

Dado que únicamente en niños con factores de riesgo la temperatura se puede elevar fuera de control, "el único beneficio del tratamiento de la fiebre es procurar el confort del pequeño", enfatiza Tomé, al tiempo que incide en que "la búsqueda de una temperatura determinada no debe ser nunca un objetivo".

Normalizar la temperatura corporal del niño "no es necesario ni posible y no debe conducir al uso indiscriminado de medicamentos. El tratamiento de la fiebre no es una prioridad".

Al contrario de lo que muchos padres piensan, "los niños, en general, toleran muy bien la fiebre y no es necesario administrar medicación por debajo de los 39 grados, por vía rectal o 38,5, axilar". Hacerlo, continúa la pediatra, no conllevará una mejora en la situación del niño "y consumirá servicios médicos, gasto farmacéutico y recursos preciosos de la familia".

¿Qué hacer, entonces, con un pequeño febril en casa? "Resultan aconsejables medidas simples, como mantener un ambiente térmico neutro o templado (entre 21 y 22 grados) y ventilado, refrescar el ambiente. También es aconsejable", señala la especialista, "retirar el exceso de ropa de vestir y de cama, además de ser importante ofrecer líquidos para mantener hidratado al niño".

Otro de los mitos que la pediatría actual ha desechado es el de bañar al niño. "No está indicado cuando tiene fiebre alta, pues son medidas que resultan incómodas y no aportan ningún beneficio. Aunque se consigue un descenso rápido inicial de la temperatura, es de breve duración y seguido de un rebote con rápida vuelta a la temperatura original o mayor", aclara la médica.

En cuanto a los fármacos antipiréticos (aquellos capaces de reducir la fiebre), tienen además efecto analgésico (alivian el dolor) y algunos hasta antiinflamatorio.

"El paracetamol es el fármaco antitérmico de primera elección en pediatría, por su eficacia y seguridad", apunta Tomé, antes de añadir que el ibuprofeno "es una alternativa eficaz".

En la duración del efecto desde que el niño toma el medicamento también existe confusión, tanto entre familiares como entre personal sanitario, " pues se tiene la falsa convicción de que el efecto de los antitérmicos es prácticamente instantáneo". Sin embargo, la disminución de la temperatura (que se acompaña de sudoración profusa) se inicia a partir de la primera hora de la administración, alcanza su máximo (uno o dos grados) a las dos horas y se prolonga cuatro o cuatro horas y media en el caso del paracetamol y seis horas en el del ibuprofeno.

La fiebre puede ser rebelde en su descenso, sobre todo en las primeras doce o veinticuatro horas, y la máxima velocidad en que baja la temperatura corporal se da durante los primeros sesenta minutos después del antitérmico.

No existe, por otra parte, evidencia científica que avale la utilización secuencial de dos antipiréticos en el tratamiento de la fiebre en el niño pero si la fiebre es alta y produce malestar en el niño, se pueden alternar paracetamol e ibuprofeno, siendo siempre muy cuidadoso con las dosis, para evitar errores.

Si bien la fiebre no tiene efectos nocivos en la salud del pequeño, los fármacos antipiréticos sí están implicados con frecuencia en reacciones adversas, alergia y fenómenos de intolerancia medicamentosa, siendo "el riesgo de toxicidad mayor cuando se usan varios combinados o alternos.

"Aunque el niño febril esté alerta, activo y con ganas de jugar a pesar de una temperatura elevada, algunos profesionales tratan la fiebre para remediar la ansiedad de los padres", lamenta Tomé, quien defiende la implantación de una educación dirigida a las familias como "parte importante" en el "manejo racional" de la salud infantil.

La doctora considera necesario establecer estrategias encaminadas a prevenir intoxicaciones farmacológicas ante lo que considera "un uso generalizado" de este tipo de medicamentos en la sociedad actual.

Fármacos contra la fiebre

Paracetamol. Es el antitérmico de primera elección en pediatría, por su eficacia y seguridad. La disminución de la temperatura se prolonga cuatro horas y media.

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