Tomar demasiados medicamentos tiene efectos negativos para el paciente y para el sistema. María Luisa Nicieza (Avilés, 1962), farmacéutica y coordinadora de Farmacia del Sespa explica que provoca un aumento de las reacciones adversas y también del gasto sanitario. Hoy, a las 19.00 horas, ofrece en el centro social Javier Blanco, en Ciudad Naranco, la conferencia "Pastillas, las justas". Alerta de la excesiva medicalización y afirma que los hábitos de vida más saludables ayudan a reducir el consumo.
-¿Existe un abuso generalizado de los fármacos?
-Sí. Se conoce como polimedicación. No hay un criterio fijo pero se considera que comienza a partir del consumo de cinco medicamentos de forma simultánea. En Asturias, los datos muestran que el 30% de las personas de más de 65 años toman más de seis medicamentos al día y es una cifra que aumenta con la edad.
-¿Cómo repercute eso en el gasto sanitario?
-Genera costes que van más allá del gasto de la receta. Los errores a la hora de medicarse provocan más ingresos hospitalarios. Eso es muy costoso.
-¿Qué consecuencias puede tener para la salud?
-El aumento de reacciones adversas. Además, influye en el cumplimiento del tratamiento. Cuantos más medicamentos se toman, más olvidos y confusiones se producen.
-¿De qué fármacos se abusa más?
-En los fármacos para el colesterol, el consumo se ha disparado, sobre todo desde 2003, cuando se bajó el umbral de riesgo de 250 a 200. Se abusa también de ansiolíticos, hipnóticos y antidepresivos, sobre todo las mujeres. Estos medicamentos aumentan el riesgo de caídas y algunos estudios lo relacionan directamente con el Alzhéimer cuando se consumen durante más de tres años. También de los antiácidos, mal llamados protectores de estómago. Su consumo se ha disparado y duplica a la media europea.
-¿A qué se debe esa diferencia respecto a los países de nuestro entorno?
-Se están recetando mal. Se dan cuando el paciente toma mucha medicación pero solo estarían justificados para la prevención y tratamiento de ciertas dolencias, como una úlcera, y en pacientes de riesgo mayores de 65 años a los que se prescribe a la vez antiinflamatorios.
-¿Cuál es el perfil?
-En general, las mujeres consumen más ansiolíticos e hipnóticos pero lo que nos hace ser consumidores, en general, es la falta cultura de seguridad de los medicamentos. Se están medicalizando etapas vitales como el embarazo y problemas sociales como la ansiedad ante un examen.
-¿Qué alternativas a las pastillas propone?
-A veces, con cambiar los hábitos basta. Llevar una dieta saludable, dejar de fumar, moderar el azúcar o hacer ejercicio. Eso serviría para mantener algunos de los principales indicadores de salud. Para la cefalea, por ejemplo, se pueden utilizar técnicas de meditación y apoyarnos en familiares y amigos para la ansiedad. Medicamentos los justos y necesarios. Tan importante es tomar los que necesitamos como evitar el resto.