Rafael Vázquez Suárez cruzó ayer dos célebres frases -una popular y otra de Aristóteles-, para indagar sobre "Cine y Filosofía", título de la conferencia que ofreció en la Escuela de Filosofía de Oviedo, perteneciente a la Fundación Gustavo Bueno. La charla recorrió varios asuntos y "mitos" concernientes al llamado séptimo arte, y el conferenciante sometió su escrutinio a las pautas del Materialismo Filosófico, el sistema creado por Gustavo Bueno (1924-2016).

De hecho, Vázquez Suárez sugirió que su conferencia debería haberse titulado "Cine, filosofía e instituciones", siendo éstas últimas las que contribuyen al desarrollo de los hombres y tan diversas que pueden ir desde los dioses y semidioses griegos, como Zeus o Aquiles, hasta el Parlamento o las empresas, y pasando por los roles, los estereotipos, los silogismos, etcétera.

Las dos sentencias que Rafael Vázquez cruzó al comienzo de su charla fueron la de Aristóteles, "sobre la que han corrido ríos de tinta", a saber "la poética es más científica que la historia". La otra frase es la conocidísima y millones de veces repetida: "El cine es una fábrica de sueños".

El conferenciante explicó que el sentido de la frase aristotélica es que "la poética trata de lo general -las instituciones-, y la historia de lo particular". Respecto a los sueños diferenció dos tipos: "Uno es el subjetivo, personal, íntimo, irrepetible, y el otro es el sueño objetivo, el institucionalizado". Ejemplos de este último serían el sueño de "ganar en la lotería, encontrar trabajo o tener éxito empresarial". Así pues, la poética trata de lo universal-institucional y los sueños plasman los objetivos institucionalizados de los hombres.

A continuación, Rafael Vázquez acudió a la etimología griega de arte, que es "tecné", es decir, técnica, tecnología. Apelando a escritos de Gustavo Bueno sobre tecnología, el conferenciante planteó que el cine, por ejemplo, opera "reduciendo un entorno natural a decorados ", o "construye partes formales" para crear una película, que posee "sustantividad propia" en tanto que se despega "de la prosa de la vida".

Acto seguido, Vázquez quiso definir un término tan impreciso como "verosimilitud", en tanto que el cine "no produce verdad, sino esa verosimilitud". Tal figura se basa en que el cine "representa, no directamente la realidad, sino representaciones de la realidad". Y representaciones previas, "bien sean ideológicas, científicas, teológicas, etcétera". En este punto el conferenciante puso el caso de la célebre secuencia de "Un perro andaluz" (Buñuel-Dalí), en la que alguien "corta el iris del ojo de una mujer con una navaja de barbero y a continuación se ve la luna cortada por una nube".

Pues bien, "existen metáforas previas, como es la que compara el ojo con los luceros del cielo", por lo que tal secuencia sería "la representación de una representación metafórica".

A continuación, Rafael Vázquez se centró en que "no hay novela o película sin segmentos significativos", como pueden ser las acciones de "correr, asustarse o mirar el teléfono". Y tales "segmentos significativos están asociados a la línea biográfica del individuo en una escala dramática". Por ejemplo, la secuencia de "una batalla sin segmentos significativos de la línea vital del individuo pierde dramatismo".

Otra afirmación del conferenciante fue que "si una película es algo, es precisamente la ejercitación de un conflicto". Esa sería la base para una "clasificación de las películas" a partir de conceptos expuestos por Gustavo Bueno sobre conflicto y dialéctica.

Así, se darían conflictos de "individuo contra individuo, individuo contra grupo, individuo contra pueblo (instituciones)", y todas las demás combinaciones. A esas tres categorías (individuo, grupo y pueblo), Rafael Vázquez propuso añadir "otras inteligencias", no terrestres, o "la naturaleza".