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El Campoamor, cara y cruz de un aniversario

El teatro cumple años pendiente de reformas, aunque Cultura afirma que el equipamiento se ajusta a las necesidades | El Ayuntamiento trata de cerrar un programa especial para todo el curso con un presupuesto de sólo 150.000 euros

El Campoamor, cara y cruz de un aniversario

De las cuatro vidas que lleva gastadas el Campoamor -tres reformas y una reconstrucción-, el teatro ovetense ha salido casi siempre revestido de modernidad. En su inauguración, el 17 de septiembre de 1892, la burguesía local quedó más deslumbrada por las cuatrocientas lámparas de 10 y 16 bujías que por "Los Hugonotes", de Meyerbeer. Con el "nuevo teatro", como se le llamaba entonces, llegaba también la luz eléctrica a la ciudad. El 18 de septiembre de 1948, en su reinauguración tras el incendio del 34 que redujo a cenizas todo el teatro, la técnica volvió a brillar: agua caliente en los camerinos y un mecanismo hidráulico -todavía se conserva- capaz de elevar la sala al nivel del escenario y convertir todo el patio en una pista de baile para deleite de la sociedad ovetense. En 1985 la reforma afectó principalmente a las infraestructuras: red eléctrica, fontanería, calefacción, máquina escénica y luminotecnia de vanguardia. Y en 1998, la última intervención, se ganó espacio bajo la plaza del Carbayón, sala de ensayos, nuevos camerinos y algún metro más al escenario.

Ahora, año 2016, cuando el teatro ovetense, decano de los coliseos de Asturias y referente nacional del circuito lírico de provincias, se dispone a celebrar su 125 aniversario, sigue pendiente la gran reforma de la caja escénica y la renovación de todo el aparato técnico. Una reforma que ni está prevista, ni se le espera ni resulta prioritaria para Cultura.

Al Campoamor le falta una página web, una estructura fija de personal dedicado al teatro y equiparable al otros recintos similares. Pero también, cuentan los programadores, fondo de escenario, hombros, una chácena que no se quede a medias. Porque en la actualidad hay muchas producciones de ópera que no pueden venir a la ciudad por estas carencias o que deben de adaptarse. Y mucho material técnico -desde un proyector a un equipo de sonido- que hay que alquilar para las funciones.

Pero el concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos, no cree tanto en esas urgencias. "Tenemos", explica, "el equipamiento perfecto para albergar la demanda que hay de ópera, teatro y zarzuela. Creo que de las ideas que haya habido anteriormente, algunas estaban muy alejadas de nuestra realidad cultural", El problema, dice, es el presupuesto.

De hecho, la falta de financiación condicionará de forma importante la programación en la que ya se trabaja para celebrar el 125 aniversario, y que lejos de circunscribirse al 17 de septiembre, se repartirá a lo largo de todo el año, aunque sólo cuenta con 150.000 euros. Cien mil con cargo a una partida presupuestaria específica y el resto gracias al patrocinio privado.

El la programación anual del Campoamor ya se han introducido algunas sesiones especiales para reforzar este 2016. La temporada de teatro lírico estrenará la zarzuela "Maharajá" (15 y 17 de junio), con libreto de Maxi Rodríguez y música de Guillermo Martínez, un hecho inédito en un repertorio que no ve un nuevo título en unos cincuenta años. La temporada de danza también tendrá su cabeza de cartel: la compañía de la norteamericana Martha Graham (4 de junio).

La temporada de ópera de Oviedo prepara también una pequeña sorpresa. En el primer título de la temporada, coincidiendo en el mes del aniversario, el "Sigfried" de Wagner juntará por primera vez en el foso a Oviedo Filarmonía y a la Sinfónica del Principado. Ospa y Ofil juntas en un homenaje a estos dos pilares básicos de la programación musical de la ciudad. De puertas adentro, Ópera de Oviedo celebrará el aniversario con el trabajo en su primer título propio, una ópera basada en "Fuenteovejuna" compuesta por Jorge Muñiz y con libreto de Javier Almuzara, aunque su estreno será en septiembre de 2018, cuando se cumplen 400 años de la obra de Lope de Vega.

Apuntalado por otros aniversarios, los 125 años del Campoamor coinciden también con una fecha redonda, el bicentenario del nacimiento del poeta y político asturiano que da nombre al teatro de Oviedo. Los dos siglos del nacimiento del naviego Ramón de Campoamor se cumplen, además, justo una semana después de la fecha exacta del aniversario del teatro, el 24 de septiembre.

Y aunque por ahora no está previsto que Navia y Oviedo se pongan de acuerdo para una celebración conjunta, Cultura sí trabaja en un reconocimiento al que defendió bautizar con su nombre el teatro. Cuando el viejo corral de comedias del Fontán -donde hoy se levanta la biblioteca Pérez de Ayala- estaba tan deteriorado que hubo que pensar en hacer un teatro nuevo, fueron los concejales del Ayuntamiento y destacados juristas de la época Adolfo Posada, Adolfo Álvarez-Buylla y Ramón Prieto Bances los que pusieron el nombre de Campoamor encima de la mesa y por delante del de Jovellanos, que también se barajaba. Pero fue su colega Leopoldo Alas "Clarín" el que logró rematar el bautismo. A Clarín quiere dedicarle este año un reconocimiento Roberto Sánchez Ramos, una placa que de cuenta de la historia del nacimiento y bautismo del nuevo teatro de Oviedo.

Los otros proyectos del concejal de Cultura para este aniversario incluyen un refuerzo en la programación del Campoamor, tratando de abrirlo a otros públicos y a otras actividades. Sánchez Ramos confía en tener listo el diseño de las actividades en el mes de abril, pero adelanta que incluirá una programación especial de cine, acompañada de la adquisición de una nueva pantalla, más teatro y otras músicas "que no han estado representadas en el Campoamor en los últimos años", relata. También pretende volver a abrir el salón de té para ofrecérselo a los escritores que quieran presentar allí sus libros, una decisión que recuerda a las históricas programaciones de los encuentros literarios que durante los años ochenta trajeron a la ciudad a las mejores generaciones de poetas y narradores españoles e hispanoamericanos.

Y otro aniversario más, el de Teatro Margen, que cumple 40 años en este 2017 y a los que Roberto Sánchez Ramos quiere invitar a que estrenen en el Campoamor.

Más allá, la obsesión del concejal son esos ciudadanos con los que se cruza por la calle y que le cuentan que llevan veinte o treinta años sin entrar en el Campoamor. ¿Por qué? "El precio de las entradas son como muro que este concejal quiere romper. Esas sillas del Campoamor necesitan otros culos para sentarse". Ese será su empeño.

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