"No hay político más populista que el que incumple sus promesas". La afirmación de José Antonio Ortega Lara, quién sabe sin un dardo envenenado al actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, desató una sonora ovación del público. El Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA estaba abarrotado para escuchar al exfuncionario de prisiones y uno de los fundadores del partido Vox, que permaneció secuestrado por la organización terrorista ETA durante 532 días entre 1996 y 1997.

En realidad, Ortega Lara, maestro y licenciado en Derecho, cosechó muchos aplausos a lo largo de una intervención centrada en defender la necesidad de reconstruir España y sus valores, "tras cuarenta años de adoctrinamiento por parte de la izquierda que han ido haciendo mella". Ortega Lara arremetió contra el relativismo moral, el nihilismo existencial y en general, la cultura de la superficialidad que se ha instalado en toda Europa, y de manera especial en España. "Parece que los españoles y europeos hemos ido abandonando nuestros principios y ahora recogemos los frutos en forma de frustración, soledad, falta de comprensión y soledad, mucha soledad".

Para el exfuncionario uno de los principales males que deben atajarse es el relativo a la educación, "la confiamos a los colegios cuando sabíamos que era una obligación nuestra; ni siquiera llevamos a los niños al entierro del abuelo para que no vea el sufrimiento; les damos todo de forma inmediata y creamos pequeños tiranos, frustrados cuando llegan al mercado laboral con un trabajo de nueve horas y 800 euros". El dirigente político aprovechó para reclamar al Estado el cheque educativo que Vox lleva siempre en sus programas electorales, "si esa cantidad no es suficiente, los padres tendrán que pagar el resto, pero debe haber libertad y facilidades para elegir el colegio".

Ortega Lara insistió en la crisis de la familia que sacude el viejo continente porque, a su juicio, "no hay mejor aportación a un país que tener hijos que garanticen el futuro". Tampoco ahorró críticas al trato que reciben los mayores. "Les hemos aparcado en geriátricos y les hemos privado de la alegría de los nietos y el cariño familiar; despreciamos la dimensión espiritual y vivimos para gastar y pagar impuestos", relató. Y en ese punto, Ortega Lara no pudo evitar denunciar el desdén que a su juicio prevalece ante las fuerzas de seguridad y las víctimas del terrorismo, entre las que se encuentra. El comentario fue seguido de otra gran ovación. Alabó la actitud del gobierno de José María Aznar, que llegó al poder cuando él ya estaba en cautiverio, y no negoció con la banda terrorista, "si ese gobierno hubiese cedido al chantaje a la semana siguiente habría habido otro secuestro y la prueba es que después del mío ETA no volvió a capturar a nadie, exceptuando la muerte de Miguel Ángel Blanco".

Para los sucesivos gobiernos del PSOE, con Rodríguez Zapatero, y del PP, con Rajoy a la cabeza, no tuvo demasiados elogios. Criticó la Ley de Memoria Histórica, "que hace culpable a un sólo bando de la Guerra Civil", y rechazó las acusaciones de populismo que se vierten sobre Vox, al que también se tilda de partido de extrema derecha.

El fracaso del multiculturalismo, que en su opinión, ha traído como consecuencia la amenaza yihadista que se cierne sobre Europa, según Ortega, otro de los males de la sociedad actual, "muy avanzada tecnológicamente pero moralmente decadente".

A ese condicionante se suma en España "el peligro interno del nacionalismo secesionista". Santiago Abascal, presidente de Vox, también puso el acento en el peligro de ruptura nacional y criticó sin ambages la política del Gobierno con Cataluña, "El Estado no aplica las leyes y ha convertido en papel mojado el artículo 155 que faculta para suspender a una comunidad autónoma. En el caso de los separatistas catalanes hay impunidad". Abascal aseguró que la unidad de España no debe ser votada, "y eso no es poner en tela de juicio la democracia que no debe utilizarse para liquidar la herencia de nuestros abuelos". No podía faltar un comentario sobre Donald Trump: "Ha suscitado risas, burlas y acusaciones de racista y xenófobo, pero las oligarquías han insultado a la gente y esa gente le ha votado, de lo cual me alegro".