"El primer tecnócrata fue Saint-Simon, un socialista utópico. Hoy, el concepto de la tecnocracia está asociado más bien a las grandes organizaciones internacionales, a lo que algunos llaman, entre comillas, el neoliberalismo. Hay una evolución desde el socialismo a la tecnocracia liberal, pasando por la socialdemocracia".

Así resumió ayer el politólogo José Andrés Fernández Leost (San Juan de Luz, Francia, 1977) el devenir de la tecnocracia, incidiendo en un debate que ha vuelto a la palestra en el contexto del clima político derivado de la crisis económica. Leost hizo especial hincapié en el momento en el que Mario Monti asumió el cargo de primer ministro de Italia, en un nombramiento presentado como una solución eminentemente tecnocrática. "Al menos en la percepción de la gente, la tecnocracia ha evolucionado de izquierda a derecha", indicó el ponente.

"Tecnocracia y fin de las ideologías: mitos y realidades" era el título de la conferencia pronunciada en la Fundación Gustavo Bueno, en Oviedo. Fernández Leost es doctor con una tesis realizada en la Universidad Complutense que versa sobre el pensamiento político de Gustavo Bueno. Actualmente trabaja en la Fundación Carolina, una entidad cuyo objetivo se centra en fomentar las relaciones culturales y la cooperación educativa y científica entre España e Iberoamérica.

Cuestionar las elites

"La palabra tecnocracia describe realidades muy variadas; que la tecnocracia tenga una ideología unitaria es un mito. Hay muchas tecnocracias de izquierdas y de derechas, al igual que hay populismos de izquierdas y derechas", señaló el politólogo. A su juicio, "hoy se ve una dicotomía entre tecnócratas y populistas, como si hubiera que decantarse forzosamente por unos o por otros, pero esto es una simplificación. En realidad, hay muchos matices. Para unos, la democracia está amenazada por el populismo; para otros, es la tecnocracia la que amenaza a la democracia", aseveró.

En el análisis de Leost, el debate sobre la tecnocracia guarda relación "con el cuestionamiento de las elites, tanto más cuanto el populismo muchas veces se define como una corriente antielitista". En su rastreo histórico, constató una evolución clara: "Hoy los tecnócratas están más bien asociados al sistema institucional, al statu quo. En un pasado, la tecnocracia estaba asociada a ideas progresistas". Si el tecnócrata decimonónico estaba vinculado a la idea de progreso, de industria, el posterior a la segunda Guerra Mundial tenía más que ver con el fin de las ideologías, de convergencia entre ellas, entre capitalismo y comunismo; debido a los condicionantes de la sociedad industrial, la tecnocracia aludía a una economía mixta. "En España, la tecnocracia vivió un gran auge con el desarrollismo franquista", aseveró.

Acercándose en el tiempo, Fernández Leost evocó unas declaraciones de Jean Claude Junker, presidente de la Comisión Europea, "en las que apuntó algo así como 'todos sabemos lo que hay que hacer, lo que no sabemos es cómo conseguir ser reelegidos una vez que lo hayamos hecho'. Es decir, que soluciones a los problemas puede haberlas, la cuestión es cómo hacer que los ciudadanos las vean aceptables", argumentó el politólogo.