Una fatalidad brindó ayer un angustioso espectáculo a los más de 150 especialistas que participan en un congreso de cardiología en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Una intervención de válvula aórtica, que se realizaba en una de las salas de hemodinámica y estaba siendo seguida en directo por televisión desde el salón de actos, desembocó en la muerte del paciente. Tenía 86 años.

La operación, de alto riesgo debido a la edad y situación del enfermo, formaba parte de las demostraciones de un curso internacional de implantes de prótesis aórtica sin cirugía que organiza el complejo sanitario ovetense y que se celebra hoy y mañana. Las restantes intervenciones se llevaron a cabo sin contratiempo alguno.

"El paciente no podía ser operado por cirugía abierta y tenía como única alternativa esta técnica, que es menos invasiva y está indicada para este perfil de enfermo", explicó César Morís, director del área del Corazón del HUCA y codirector del curso.

En el momento en el que se constató que un coágulo complicaba la situación del enfermo, la emisión fue interrumpida, y todos los esfuerzos se centraron en tratar de salvar su vida. Para ello entraron en acción los médicos intensivistas del Central, pero no pudieron hacer nada. Acto seguido, la familia fue informada y arropada por el personal sanitario.

Se da la circunstancia de que el hospital ovetense fue en diciembre de 2007 pionero en Europa en la aplicación de este procedimiento, con el que ya ha tratado a unos 370 pacientes. Con todo, "tenemos que asumir que el riesgo es inherente a este tipo de técnicas y a este tipo de enfermos. El riesgo de mortalidad es aproximadamente de un tres por ciento", precisó el doctor Morís, uno de los mayores expertos a nivel mundial en este procedimiento, que él mismo ha explicado en hospitales por todo el planeta.

La técnica está indicada para enfermos que padecen una estenosis (estrechamiento) de la válvula aórtica, un trastorno degenerativo cuya prevalencia se dispara con la edad. Una de las ventajas de implantar una prótesis aórtica sin cirugía se centra en que permite tratar a pacientes que, por su elevada edad, presentan excesivos riesgos ante una cirugía convencional y, sin embargo, sí pueden beneficiarse de un procedimiento que consiste en introducir la nueva válvula, comprimida dentro de un catéter, a la altura de la ingle y conducirla por el interior del cuerpo hasta llegar al corazón donde, liberada, se expande como un muelle.

"En estos años, el crecimiento de esta técnica ha sido exponencial. Se ha hecho más sencilla, menos agresiva y con menos complicaciones", señaló César Morís. "Este avance es el equivalente, en el ámbito valvular, a lo que ha sido la angioplastia coronaria en el ámbito coronario o la cirugía mínimamente invasiva en el ámbito digestivo", corroboró el presidente de la Sociedad Española de Cardiología, Andrés Íñiguez Romo, uno de los ponentes del curso del HUCA.

El tratamiento habitual de la estenosis de la válvula consistía en reemplazarla mediante cirugía abierta. ¿Inconveniente? A pesar de ser una técnica muy consolidada, hasta un 30 por ciento de los enfermos no podían ser operados porque el riesgo que corrían era excesivo. Andrés Íñiguez realizó una defensa rotunda de este tratamiento: "Lo que oferta es la misma seguridad, como mínimo, y en algunos subgrupos incluso más, y con un planteamiento mucho menos invasivo".