"La contaminación es consecuencia de una mala gestión de los recursos y afecta al entorno de muy diversas formas ocasionando daños a la salud, que pueden llegar a causar la muerte". Félix Payo, médico, especialista en Fisiología Respiratoria (fue miembro del Grupo Europeo de salud respiratoria, dedicado al estudio de la contaminación ambiental y a la incidencia de enfermedades respiratorias profesionales), abogó ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA por la adopción de medidas políticas que frenen realmente la presencia de contaminación medioambiental.

Le secundó en la petición Eduardo Menéndez Casares, doctor en Geología y miembro de Ecologistas en Acción, que realizó la presentación del neumólogo y especialista en fisiología respiratoria que ejerció hasta su jubilación en el Instituto Nacional de Silicosis del HUCA, al que estuvo vinculado desde 1972,

Payo, experto en exploraciones funcionales pulmonares a pacientes con distintos grados de limitación respiratoria, dio por sentada la estrecha relación entre cáncer y contaminación, y también entre la polución y las muertes por enfermedades respiratorias.

Para ilustrar su exposición, el doctor Payo se remontó a la gran niebla que padeció Londres en 1952, un periodo de contaminación ambiental, entre los días 5 y 9 de diciembre que cubrió la ciudad de Londres. El fenómeno fue considerado uno de los peores impactos ambientales hasta entonces, "causado por el crecimiento incontrolado de la quema de combustibles fósiles en la industria y en los transportes", señaló el experto. El fenómeno causó la muerte de 12.000 londinenses, y dejó 100.000 enfermos. Ese aumento de la mortalidad alertó a las autoridades, que la ligaron a los altos niveles de humo. "Lo más importante de lo que pasó en 1952 fue que se hizo un riguroso análisis de los niveles de humo", indicó Payo. "Sabemos que esa exposición a humos trae consecuencias graves", recalcó. Payo no pasó por alto la contaminación provocada en los hogares, como factor que también debe ser vigilado. "La mayoría de los productos contaminantes proceden de la quema defectuosa de combustibles fósiles y cuando las partículas entran en las vías aéreas se humidifican y crecen", explicó. Si hace años se pensaba que las partículas que llegaban al pulmón eran inocuas ahora las teorías son distintas, "Esas partículas dañan el pulmón en función de sus cargas electrostáticas", aclaró.

El experto también puso de relieve que la exposición a contaminantes "está, en gran medida, fuera del control personal, y ése es otro obstáculo".