El recorrido que va de Covadonga a Peñalba y Orandi parte del aparcamiento que hay junto a la Basílica. Desde allí cogemos una pista a la izquierda que se dirige hacia la majada de Peñalba, donde finaliza la "Ruta de las Peregrinaciones". En la majada encontramos varias cabañas. A partir de ahí el camino continúa encajonado entre los muros de piedra que delimitan los prados.
Llegamos a la pradera donde contemplamos al sur el Collado de Bustio, que tiene una cabaña a la derecha. Si queremos una bonita vista de la basílica y de la cruz de Priena, debemos girar a la derecha y dirigirnos hacia la pequeña prominencia que conforma el collado.
Hacia el monte Estellero. Una vez en Bustio nos dirigimos hacia la parte superior oeste, para tomar una senda que se adentra en el monte Estellero. Pasamos junto a un prado con unas cabañas y llegamos a la majada de Estellero. Continuamos el ascenso, llegando a una pequeña llanura desde donde tenemos una excelente vista del pueblo de Llerices y de la cruz de Priena.
Rumbo al collado de Cebeo. Nos encontramos con una bifurcación. Tomamos la de la izquierda y llegamos junto una pequeña riega. Nos dirigimos a la ladera enfrente y entramos en una zona algo embarrada. El sendero avanza hacia una peña que vemos al fondo a la derecha, con tres arboles junto a ella. Llevando siempre la ladera a la izquierda y la riega a la derecha, pasamos junto a una sima que se encuentra encerrada con una alambrada. Seguimos la suave ascensión escorándonos ligeramente hacia la izquierda, para llegar a la Vega del Agua, donde se abandona el GR 105. A la derecha vemos las cabañas de Soperi. Pasamos junto a un prado totalmente rodeado por arboles. Al final volvemos a encontrarnos con otra bifurcación. Aquí seguimos por la senda de la izquierda que asciende hacia el collado de Cebeo. Desde allí vemos enfrente la majada de Soñín, y abajo en el valle la de Mestas.
Una vez cruzado el collado aparece debajo de nosotros la majada de Mestas, con cuatro prados cerrados por setos de árboles. Una vez allí continuamos de frente, ignorando el sendero que sale a la izquierda.
Al principio se encuentra bien marcado pero al poco trecho se desdibuja entre la maleza y los helechos. Debemos descender hacia los prados, aunque la última parte de la bajada, tiene algo de maleza. Al llegar a los prados nos dirigimos hacia la cabaña que esta en la parte alta, a nuestra izquierda, allí descendemos por las praderas, que merece la pena atravesar, mejor que bordear, para enlazar con la Ruta de la Reconquista y el camino a Orandi.
En dirección a la Vega. Cruzamos la riega por un pequeño puente de hormigón, girando a la izquierda. Continuamos pegados al río y llegamos junto a una portilla, punto de entrada a la Vega de Orandi. La Vega de Orandi es uno de esos lugares mágicos de la orografía asturiana un valle sin salida formado por un río que acaba por sumirse en una cueva de origen cárstico, surcado por el río Deva cuyo nombre remite a un origen divino, del de la diosa cántabra mater Deva.
El agua del río llega hasta una cueva de origen cárstico, por donde se infiltra produciendo un ruido bronco hasta reaparecer a unos 800 metros, bajo la Santa Cueva de Covadonga. El camino continua subiendo a la derecha del sumidero y va repleto de espinos albares y avellanos hasta llegar al Collado de Orandi, para después descender por un camino serpenteante bajo un bosque de hayas con tilos, fresnos y acebos, entre otras especies. El trazado es en ziz-zag en la parte final para salvar el gran desnivel, a través del bosque de La Matona.
Desde allí donde podemos contemplar la basílica entre los árboles, hasta llegar a los pies de la Cueva, donde se precipita el río Orandi en una bella cascada. Es una ruta sin dificultad técnica aunque hay que tener en cuenta que es una zona donde las nieblas son frecuentes, por eso es aconsejable planificar la salida en un día con buenas condiciones meteorológicas.
