Nunca maltrató a sus animales. Es más, desde pequeño siempre ha convivido con ellos y cuando se encuentra algún perro abandonado lo lleva al albergue municipal para que lo cuiden. Al menos eso es lo que defendió ayer ante la juez S. M. M., el hombre que se sentó en el banquillo del Juzgado de lo Penal número 3 de Oviedo como acusado de haber dejado morir por desnutrición a un perro y a una oveja, y de haber desatendido a otros tres animales más en su finca de Los Barredos, en La Manjoya. "El perro se rompió el cuello por accidente y la oveja se murió de vieja", declaró S. M. M.

El juicio quedó ayer visto para sentencia y ahora será la jueza quien tendrá que decidir si se inclina hacia el lado del fiscal - que solicita nueve meses de prisión al considerar al hombre autor de un delito de maltrato de animal doméstico o amansado del artículo 337.3 del Código Penal- o si opta por dictar la libre absolución como pide la abogada que defiende al acusado, que está convencida de que no existen pruebas para demostrar que su cliente provocó la muerte de los animales.

La acusación que pesa sobre S. M. M. parte de la denuncia de un joven que ayer declaró durante la vista y que avisó a la Guardia Civil al ver el estado de los animales cuando iba a llevar a su madre "a un huerto" que la mujer tiene cerca. "Los vi allí tirados y no sabía si estaban enfermos o muertos, por eso llamé", explicó. Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) se personaron en la finca el 14 de marzo del 2016. Al llegar se encontraron con un perro de raza pit-bull que estaba muerto en el interior de una caseta construida con palés. "Estaba atado con una cadena y con la cabeza dentro de un comedero vacío que estaba fuera y al que había accedido a través de uno de los huecos de la caseta", manifestó uno de los agentes. El Seprona también pudo comprobar que en la finca "también había una oveja muerta y otra perra a la que se le veían todos los huesos de lo delgada que estaba".

Durante su declaración, el acusado reconoció que por aquella época "no tenía a los animales bien atendidos", pero en todo momento negó que esa circunstancia pudiese ser el motivo de la muerte del perro y de la oveja. "Había empezado a trabajar y tenía menos tiempo. No podía subir a la finca todos los días, pero iba cada dos o tres y les dejaba comida suficiente para que aguantasen", dijo. De hecho, "el día anterior a la llegada de los agentes del Seprona había ido y le había dejado a la perra cinco kilos de carne". El fiscal le insistió en que la perra fue hallada "desnutrida", pero el acusado trató de justificarlo con otros argumentos. "Acababa de tener nueve cachorros que precisamente le quité el día anterior porque la estaban machacando y dejándola hecha polvo. Es normal que los animales pierdan peso después de parir", señaló.

En cuanto al perro que apareció muerto también se defendió. "Metió la cabeza entre los palés y se rompió el cuello, fue un accidente. Me costó un montón sacarlo de allí cuando la Guardia Civil me mandó enterrarlo", explicó el acusado. La veterinaria del Principado que declaró en calidad de perito señaló que los perros estaban "demasiado delgados" y que "no tenía pinta de que la perra hubiese parido hace poco". También dijo que la oveja "parecía llevar tiempo muerta", no desde esa noche como defiende el acusado, pero no pudo concretar la causa de la muerte de los animales "al no haberles hecho una necropsia".

El fiscal no se cree la versión de S. M. M., pero su abogada tiene claro que "todo son suposiciones" y que no hay pruebas para condenar a su cliente.