"Raro, es un rato. Que tres bazares hayan ardido en lo que va de año no es normal. Tenemos miedo y ganas de que se aclare qué ha pasado. Parecemos la diana de delincuentes o vándalos". Jaime Jin, un ciudadano ovetense de origen chino que como el resto de sus compatriotas usa un nombre castellano para "facilitar la pronunciación", se acercó ayer a la avenida de Pumarín para saber el estado de la investigación del incendio que el jueves arrasó la tienda asiática del número 36. Varios de sus paisanos asintieron con la cabeza y añadieron que la comunidad oriental "está en permanente contacto por chat" y estudia pedir la colaboración de la Embajada de China en España, con sede en Madrid. Los propietarios del comercio también pasaron la mañana en la calle pendientes del informe de la brigada de la Policía científica y de los aparejadores municipales, pero alejados de los curiosos y de los vecinos. No dijeron una palabra a nadie salvo a los agentes.

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Incendio en un bazar chino en Pumarín, Oviedo

La Policía Nacional descarta que exista relación alguna entre los tres incendios de bazares chinos ocurridos en los últimos dieciocho días en Asturias. Es decir, cada uno respondería a causas dispares. El primero fue el 24 de enero en un establecimiento de Sotrondio (San Martín del Rey Aurelio) y los investigadores centran sus pesquisas en un robo porque aquella noche los ladrones intentaron entrar en la peluquería de al lado. El segundo incendio fue el 1 de febrero en un bazar de la calle Samuel Sánchez, en la Losa, pero nadie interpuso denuncia ni fue necesaria la intervención policial. Al parecer, el fuego comenzó en una estantería y los dueños lograron controlarlo con un extintor hasta la llegada de los bomberos de Oviedo. No obstante, las fuerzas de seguridad se coordinaron en un primer momento para rastrear posibles conexiones entre los tres siniestros.

Lo que aún no está claro es qué ocurrió el jueves en el almacén de la tienda Mao Sheng, en el 36 de la avenida de Pumarín. Por ahora, la Policía Nacional no descarta ninguna teoría. La puerta y la persiana metálica de la tienda no estaban forzadas y tampoco había signos de robo o violencia. Los agentes tuvieron que usar la fuerza para acceder y se encontraron con el foco del fuego en la parte trasera. La entrada y el pasillo central estaban limpios. Así, más de veinticuatro horas después del incendio, la entrada principal parecía estar en perfecto estado a simple vista. Hay rollos de papel de regalo, esterillas de yoga, carritos de la compra o un maniquí, entre otros objetos.

La resolución del caso pasa por desescombrar el almacén del bazar chino para encontrar el origen y a su vez prueba del fuego. La Policía científica pasó ayer cerca de cuatro horas en el interior del bazar recogiendo pruebas y fotografiando el entorno. El doble almacén -separado por un garaje que también resultó afectado por el humo y los cascotes- prácticamente no existe al haberse reducido a escombros y las viviendas interiores de la primera planta del portal 36 (el único inmueble de la zona en el que el Ayuntamiento mantiene la orden de desalojo) han perdido sus ventanas. Ropa manchada de negro y hecha un ovillo cuelga de uno de los tendederos del patio de luces.

El incendio también ha tenido repercusión fuera de las fronteras españolas. El periódico chino "Eulam" publicó ayer la noticia en su versión digital junto a fotografías y uno de los videos de los hechos editado y difundido en la web de LA NUEVA ESPAÑA, aunque locutado en mandarín. Los periodistas chinos afirman que cientos de tiendas regentadas por compatriotas en Asturias han comenzado a preocuparse ante los recientes fuegos registrados en otros dos locales de la región al hacer referencia al de Sotrondio y al ocurrido en Oviedo, en la calle Samuel Sánchez, en la Losa. Además, aseveran que los bazares orientales han comenzado a extremar sus medidas de prevención para evitar la propagación de las llamas en caso de incendio.