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El Ayuntamiento debate la disolución de la SOF, en una situación "insostenible"

La sociedad cerró el año con un balance negativo superior a los 127.000 euros pese a contar con una subvención municipal de más de 2,1 millones

Fiestas de la Ascensión del año pasado. IRMA COLLÍN

La situación de la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF) es insostenible. A pesar de los préstamos que se han pedido a distintas entidades financieras, el crédito no da para pagar las nóminas de sus ocho empleados más allá del mes de marzo. Así de crudo lo pintó el miércoles el tesorero de la SOF a los miembros de la corporación en una junta ordinaria de la sociedad. La frágil situación financiera, sumada al difícil encaje legal con las nuevas leyes, que mandan integrar en lo público aquellos entes que dependen del dinero de la administración, ha llevado a poner encima de la mesa la disolución de la SOF.

Roberto Sánchez Ramos, presidente de la sociedad, lo planteó el jueves y ninguno de los partidos ni en el gobierno ni en la oposición han tomado una postura oficial. Los grupos políticos se han emplazado a tener una reunión con el presidente "nato" de la SOF según sus estatutos, el Alcalde, y con técnicos municipales que puedan mostrar el mejor camino a seguir para salvar la actividad de la SOF.

De momento, Sánchez Ramos ya ha sugerido que la integración en lo público de la SOF traería consigo asumir a los ocho trabajadores de la sociedad, algunos con casi treinta años en este organismo. Sánchez Ramos puso de ejemplo en la reunión del jueves el caso de Cinturón Verde, cuya disolución hizo que la plantilla asumiera a tres trabajadoras procedentes de aquella sociedad. Sin embargo, la situación actual no parece tan sencilla, y la disolución de la SOF podría obligar a indemnizar a los trabajadores antes de encontrarles un encaje.

El análisis de las cuentas de la SOF resulta demoledor. La entidad siempre ha arrastrado un saldo negativo, pero éste se ha acrecentado en los últimos años, pasando de 37.711 euros en los números rojos de 2014, el último exclusivo del anterior equipo de Gobierno, a 156.042 de 2015 y 127.201 del año pasado.

Aunque según los estatutos de la sociedad la subvención municipal sólo debería destinarse a pagar la actividad de fiestas y ferias, mientras que los gastos estructurales deberían de autofinanciarse, los ingresos ya no dan ni para pagar las nóminas.

Los ingresos propios de la SOF, que ha renunciado a los conciertos de pago en el último San Mateo, se reducen a 169.910 euros, mientras que sólo las nóminas de los ocho empleados ascienden a casi 380.000 euros.

En términos globales, el saldo negativo del ejercicio contrasta con los más de 2,1 millones de subvención municipal que recibe el organismo. Una parte está destinada a pagar la programación de las fiestas, que ronda los 1,4 millones, y otra sirve para compensar el desfase del agujero de los ingresos. La cosa es especialmente liosa porque en el ejercicio de 2016 se suma también la subvención concedida ese año pero para sufragar las pérdidas del anterior.

Además, la deuda con proveedores y acreedores varios a fecha de 31 de diciembre asciende a 231.257 euros, con facturas pendientes de pago bastante significativas. La SOF debe más de 30.000 euros a la Sgae, más de 20.000 a FCC o más de 58.000 a GAM. Entre los principales acreedores figuran también, entre otros, 13 proveedores con deudas entre los 3.000 y los 10.000 euros.

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