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Hacer conciertos en los teatros de la ciudad es inviable, claman los promotores

Cultura promete un cambio en las condiciones de alquiler del Auditorio y el Filarmónica y admite que San Lázaro puede no estar listo para San Mateo

Programar conciertos en los recintos públicos de Oviedo es llorar. Las condiciones que la Fundación Municipal de Cultura ofrece a los promotores privados son tan leoninas que al sector le resulta inviable programar en el Filarmónica o el Auditorio Príncipe Felipe. La ciudad, a diferencia de lo que sucede en Gijón, con la Laboral, o en Avilés, con el Niemeyer, cobra siempre y de forma inflexible por los espacios, no ofrece dotación técnica suficiente, tarda mucho en devolver el dinero recaudado y no tiene un cauce claro y único para plantear propuestas, reservar fechas o gestionar las taquillas.

Esas son, de forma muy resumida, las quejas y conclusiones que un grupo de promotores de la región trasladó días atrás al concejal de Cultura, Roberto Sánchez Ramos (IU), "Rivi", en una reunión celebrada en el teatro Campoamor. El objetivo de la convocatoria era, precisamente, tratar de impulsar la programación de otras músicas en los recintos públicos de la ciudad, principalmente el Filarmónica y el Auditorio. El concejal ha querido reforzar este año la programación de cine, la de teatro y ahora le toca el turno a las "otras músicas", para completar la oferta de la clásica.

Pero lo que Cultura se encontró en esa reunión fue una queja generalizada sobre las condiciones que la ciudad ofrece para programar desde la iniciativa privada en los espacios públicos. La modificación del anterior modelo, que se servía de la SOF para hacer cesiones supuestamente irregulares de los espacios públicos, acabó con la posibilidad de programar sin que a los promotores les cueste nada el espacio. En principio, las condiciones pasan por ceder un 10% de la taquilla al Ayuntamiento. El problema es que los programadores no cuentan en Oviedo con espacios bien dotados. El promotor tiene que adelantar dinero y tarda hasta dos meses en recibir una recaudación que, sin embargo, es suya, protestan. En otros Ayuntamientos, el programador liquida la taquilla en unos pocos días, lo que tardan los trámites administrativos.

En la reunión, los promotores ofrecieron bastantes ejemplos. El teatro de la Laboral parece, según la mayoría, un caso modélico. El espacio viene con buena dotación técnica y técnicos, y ofrece una horquilla los suficientemente flexible para negociar las condiciones de alquiler según los casos. No es lo mismo, razonan los promotores, traer un concierto multitudinario, que uno de artistas de calidad aunque minoritario. Una de las posibilidades que se ofrecen y que en Oviedo no se contemplan es, por ejemplo, aplicar las tasas de alquiler en función de un umbral de ganancias, de forma que la administración ingresa cuando el promotor ya ha conseguido no perder dinero con la programación.

Hubo más quejas y más debate. Los promotores volvieron a pedir que se cuente con ellos como agentes de zona para buscar conciertos que organice el Ayuntamiento. Se dijo que nada de intermediarios y los programadores explicaron, algo indignados, que cuando un Ayuntamiento contrata directamente con un artista suele salir más caro y en peores condiciones, además de hacer ver la discriminación respecto a otras situaciones. Cuando la administración compra muebles, por ejemplo, acude a un proveedor, no va a la fábrica.

Sánchez Ramos ha prometido que tratará de dar una vuelta a las condiciones para favorecer la programación privada en los espacios públicos sin que, todavía, hayan trascendido los detalles de estos cambios. Lo que ya adelantó a los programadores en la reunión es que hay muchas posibilidades de que el espacio de las pistas de San Lázaro pueda no estar listo para San Mateo. El presupuesto de este año incluye obras que permitirían acoger allí conciertos, pero el ritmo de aprobación de las cuentas hace difícil que esos trabajos estén finalizados en septiembre.

El sector espera ahora nuevas noticias aunque con cierto escepticismo. Hay cosas que todavía no entienden bien, como que la convocatoria y la coordinación de la reunión la realizara un conocido militante de Somos sin vinculación orgánica con el grupo municipal de este partido o con el área de Cultura, o que a una reunión con Oviedo se convocara a programadores de toda la región, algo inédito en la práctica habitual de otros Ayuntamientos del Principado.

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