Los niños del colegio Santa María del Naranco (Alter Vía) pasan a su lado mientras caminan por los pasillos. "Esta es 'Sombra' y esa es 'Lluvia'", dice uno de los alumnos a su compañero mientras se acerca para acariciar, con cariño y respeto, a una de las perras de apoyo educativo. Los canes, que son el centro del "Método Pellitero", están acostumbrados a los críos y son un compañero más en los corredores y en las aulas. A los estudiantes, que pasan a su lado con cuidado para no pisarles la cola, les sirven "como elemento motivador" y ayudan a sus profesores a mantener el orden en la clase. Las labradoras "Sombra", "Lluvia", "Trufa" y "Vilma" -que está en periodo de formación-, solo visitan las clases de Infantil, Primaria y ESO en las que hay un ambiente de trabajo tranquilo y positivo y se marchan si los alumnos no mantienen el buen comportamiento.
"Si hay una clase en la que se reproducen las conductas disruptivas y el profesor tiene problemas para avanzar con la materia, si el comportamiento de los alumnos mejora reciben como premio la visita de uno de los perros", explica Juan Luis Pellitero, de la empresa asturiana Integra, que en las dos últimas décadas ha puesto en marcha programas de apoyo asistidos con perros para personas con Alzhéimer o discapacidad. A partir del año 2010 el "Método Pellitero", "la única metodología de este tipo incluida en horario lectivo y en el curriculum de los alumnos", entró en los colegios con la formación de animales y guías para desarrollar un proyecto del que se benefician sobre todo los alumnos con necesidades especiales de aprendizaje. Son ellos los que tienen un contacto más directo con perros como 'Trufa', "la más veterana y de la que han ido aprendiendo el resto", con los que realizan "ruedas de reconocimiento con abrazos", explica Pellitero.
El programa se desarrolla ya en varios colegios de España y acaba de dar el salto al otro lado del Atlántico. "Esto demuestra que en Asturias somos creativos y emprendedores. Personas de otras comunidades y de otros países vienen a formarse en este método pionero", resalta Pellitero. Como la pedagoga Priscila Martínez, que llegó a Integra convencida de los efectos positivos en la "mejora de la autoestima y la seguridad del aprendizaje" de un programa que ha ido de su mano escuelas de México y California. También de la pug-carlino "Peggy", de seis años, que recibe el amor de los alumnos americanos desde el inicio del año. "Es el primer perro educativo de México y de América Latina", destaca Priscila Martínez, que ultima su formación en el colegio de Santa María del Naranco.
"Utilizando los perros podemos mejorar la atención de los alumnos y modular su comportamiento", dice director general del centro, Jaime Nicolás Alvarodíaz, al tiempo que destaca que la presencia de "Sombra", "Trufa", "Lluvia" y "Vilma", supone "un estímulo muy importante, que engancha a los estudiantes y que está dando resultados magníficos". En el ámbito de la educación, resume, "es muy importante sumar recursos de calidad como estos".
Y los chicos se dejan la piel para poder seguir compartiendo las clases con sus compañeros de cuatro patas. Firman incluso contratos en los que se establecen unas pautas de buen comportamiento. "Si las cumplen, pasan a ayudar al equipo en el colegio", comenta Juan Luis Pellitero. Y siguen todas las normas con gusto con tal de compartir el mayor tiempo posible con sus compañeros de cuatro patas, que a lo largo de dos años reciben unas 3.000 horas de formación para adaptarse al bullicio de las escuelas y comportarse de forma adecuada con los niños que los abrazan, acarician y disfrutan de su compañía.
