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Al Final De La Semana

La voracidad de Somos altera el ecosistema del tripartito

El ímpetu de los podemistas descoloca al gobierno local

Ana Taboada con Miguel Ángel García, de Stop Desahucios. LUISMA MURIAS

Gobernar una ciudad entre tres familias (partidos) es una papeleta; se supo en Oviedo mucho antes del ya próximo paso de ecuador del mandato. El trío ha dado lugar en la capital asturiana a un alcalde (PSOE) con menos concejales que uno de sus socios (Somos); una teniente de Alcalde a la que los suyos, los de la marca local de Podemos, tratan de vicealcaldesa, un pomposo título que no recoge ninguna norma, ley o reglamento. Solo que Ana Taboada, la líder de Somos, parece más bien una "coalcaldesa". O algo más. El acuerdo de gobierno le da autonomía y ella, habituada a bregar en el juzgado por causas "perdidas", ha encontrado en la calle otras por las que pelear.

Crece Somos en su voracidad mediática -gran despliegue ayer en el viejo HUCA con vecinos, merienda.... que al principio de la tarde deslució la lluvia- y crece Ana Taboada, en un partido convencido de que va a más, de que está acabando con los de al lado. El tercero de la fiesta, Izquierda Unida, avanza hacia terreno pantanoso en su catarsis: relevo en la coordinación general en Oviedo, sale Alejandro Suárez y entra Iván Álvarez, actual concejal de Interior. Y se va Roberto Sánchez Ramos. Rivi lo deja cuando acabe el mandato. Por partes.

El acelerón de Somos

El partido de Ana Taboada aprieta el paso. Reñido con la gestión administrativa, como todo el tripartito, le meten presión a la acción política, aunque sea desde el gobierno. Partido y gobierno, da lo mismo. Desde uno y otro se ganan elecciones. Con escasa capacidad para ejecutar inversiones, se hacen especialistas de la realidad virtual, de las consultas populares y de las inauguraciones de parques. Un "déjà vu" de otros tiempos, cuando el Ayuntamiento cambiaba la ciudad de arriba abajo en infografías producidas en cadena, con poco reflejo después en la calle. Y con su líder Taboada creciendo en el mando municipal, haciendo de alcaldesa, como en sus repetidas visitas a la nueva oficina municipal de Recaudación para asegurarse de que la remunicipalización marcha bien.

Un servicio que presta poco ídem, con discreta cifra de ciudadanos atendidos y buena parte de las tareas desviada al Principado; y lo que les toca hacer, cobrar las multas, no le apasiona a la número uno de Somos. Un cartel disuasorio en la oficina, del que nadie sabía en el Ayuntamiento salvo ella (decía imperativamente que las sanciones "deben" pagarse por internet, cuando es justo una de las funciones del nuevo servicio), le dio vuelo para contar a los suyos que hay que apostar por el pago vía web pues no le convence que los funcionarios manejen mucho efectivo.

Control total después del cabreo gordo que se había llevado la semana anterior, cuando una intervención suya para detener un desahucio desató un cruce de acusaciones entre la plataforma de afectados por hipotecas de Oviedo y la de Asturias. La acusaron de entrometerse y el enfado fue monumental, por venir de quién venían las críticas, de los suyos, y hacia quién iban, hacia ella, una abogada orgullosa de defender causas de las que pocos quieren hacerse cargo: irregulares sin papeles, desahuciados?

A 50 por una autopista

El bulevar de Santullano solo lo es por el nombre. Pronto el límite de velocidad a la entrada de Oviedo ganará otros cientos de metros y el 50 rodeado en rojo mandará desde la altura del cruce al hospital. El problema es que aquello sigue siendo una autopista. No hay rastro del anunciado bulevar. Falló el concurso para preparar el carril bici que le daría un aspecto urbano y no lo convocarán más; la adaptación será a base de obras menores. A falta cifras, el efecto disuasorio parece que funciona y no son pocos los conductores que evitan el riesgo de la multa en una autopista en la que mantener el coche a menos de 50 por hora resulta hasta complicado.

Wenceslao, a la espera

El Alcalde es, en este momento, un arcano. Interpretarle solo puede llevar al error, quizá porque tampoco él tenga muy claro hacia dónde irá su futuro. Si tiene pensado repetir (intentarlo) como Alcalde es una incógnita. Nadie de su entorno admite haberle oído hablar de ello. Sí se sabe que abandonará la secretaría general de la AMSO en otoño para cumplir su promesa (no sin retraso) de evitar la duplicidad de cargos. Conoce su debilidad frente al empuje (y la mayoría) de Somos, así que les deja hacer en sus áreas sin incomodarles y trata de que las suyas brillen lo más posible. Por eso, filtran desde los despachos municipales, que en los departamentos bajo control socialista se trabaja al 120%, después del mandato del Alcalde: reclamó más acción, más iniciativa y más atención; quieren que en Oviedo empiece a notarse su presencia en la Alcaldía, quién sabe, si para ponerse ya en la rampa de lanzamiento.

Relevo en IU

A mitad de mandato, IU afronta un arriesgado proceso de regeneración en Oviedo. El 11 de marzo eligen coordinador. Se va Alejandro Suárez después de 10 años y todo señala al concejal de Interior, Iván Álvarez, a falta del trámite asambleario. Si Suárez arrancó en un momento delicado, lo del ahora entrante tiene su miga. Roberto Sánchez Ramos, "Rivi", aparece en las dos películas. En la primera, porque apareció como represaliado en la disolución de IU; creó ASCIZ y fue a las elecciones. Dejó a IU con un paupérrimo 3,7% de votos y fuera de las instituciones. El trabajo posterior de Alejandro Suárez fue el de la reconstrucción. Ahora, Rivi deja el Ayuntamiento. Se va para retirarse después de un cuarto de siglo como concejal. A Iván Álvarez le tocará, como a Suárez en su día, la reconstrucción. Salir a unas elecciones en Oviedo sin Rivi es para IU como refundarse. Su tirón electoral es innegable. El próximo candidato, que saldrá de la pareja de concejales Iván Álvarez-Cristina Pontón, cargará con el peso de la sustitución. Y lo hará, por si fuera poco la falta de Sánchez Ramos, con los rivales de Podemos (Somos) en efervescencia, dispuestos a hacerse con el voto de la izquierda combativa.

A combativo pocos ganan a Iván Álvarez. Es militante de antiguo, sindicalista de calle, no de despacho, dirigente sindical en la contrata de Parques y Jardines; allí frenó despidos a cambio de renunciar a subidas de sueldo. "Y después se iba segar o a cavar en un parque", dice un viejo compañero de andanzas. No es de la izquierda burguesa; no llega del aparato sindical, ni del político, y eso le debería hacer ganar puntos. Y en el Ayuntamiento, el tiempo que lleva, no le ha ido mal; tiene buena relación con el Alcalde, se entiende con él a la perfección, algo que no todos logran. Y es de los pocos que interactúa con buenos resultados con Ana Rivas, la portavoz socialista. De Fidel Castro, dijeron que había que llenar el hueco y remplazarlo. Iván Álvarez lo intentará con el "comandante" de Oviedo.

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